sábado, 30 de enero de 2010

FE RESUELTA Nº65 - FEBRERO - 2010

FE RESUELTA
Nº 65 Febrero 2010 fe.resuelta@gmail.com Patria- Estado – Destino
Director: Hugo Carreño Aránguiz http://feresueltachile.blogspot.com/ Fundada en Octubre del 2004

CORPORATIVISMO Y SOCIAL CRISTIANISMO.
Los problemas sociales que surgen en Chile, a comienzo del siglo XX, demandan de la política soluciones concretas, para superar el sistema político liberal con que se gobierna la República. Entonces se plantean soluciones rupturistas por parte de sectores agnósticos y escépticos, que incluyen a doctrinas socialistas y comunistas, que participan en proyectos de solución encabezados por radicales social demócratas. También se hacen presente sectores tradicionalistas, nacionalistas y socialcristianos que buscan nuevos sistemas de autoridad, fuertemente influidos por el corporativismo y la doctrina social de la iglesia católica, que entonces promueve, a través de encíclicas papales, formas sociales donde prima la persona y la convivencia, para alcanzar la justicia social., que es la base inexorable para la vida en comunidad.
Entonces, en la convivencia política, se inicia una vocación social, para buscar armonía y equilibrio en el ámbito productivo, poniendo énfasis en el trabajo.
En 1906 se establece la ley de habitaciones obreras, Ramón Barros Luco. En 1907 se aprueba ley de descanso dominical, que es la primera ley propiamente laboral impulsada por Alejandro Huneus. En 1916 se establece la ley de accidentes del trabajo impulsada por Alfredo Barros Errázuriz. Desde 1912 se crea la comisión de legislación laboral en el Congreso, que tiene la autoría de Manuel Rivas Vicuña.
Señalamos estas realizaciones porque demarcan un cambio de actitud valorativa frente al trabajo, valoraciones que eran ajenas al liberalismo económico, para quienes el trabajo es una mercancía.
Los problemas sociales cruzaban los distintos partidos.
Los Conservadores Socialcristianos, lo mismo que la Falange Nacional, por ejemplo, pretenden crear un orden político diferente al liberalismo laico imperante y que, a su vez, fuese una alternativa al socialismo ateo amenazante. Ese orden político, no es otro que el corporativismo, que para los nacional sindicalista es un corporativismo antiestatista, basado en la representación política de corporaciones autónomas. Para estos sectores, es en las comunidades y hermandades donde se materializa la libertad y la independencia personal, nos dice Sofía Correa en su obra “EL Corporativismo como Expresión Política del Socialcristianismo”, páginas 467 y 481 del libro Teología y Vida. 2008.
Zorobabel Rodríguez, afirma que el estado debe preservar el orden, la seguridad y la libertad. La organización del estado debe contemplar la representación de las corporaciones.El Senado debe acoger a los gremios y colegios profesionales. La sociedad está estructurada jerárquicamente en base a las sociedades intermedias. Todas expresiones de los sacerdotes Fernando Vives, Guillermo Viviani, Alberto Hurtado y Osvaldo Lira.
El orden corporativo, en Iberoamérica, quedó establecido, en los primeros tiempos históricos, cuando la soberanía política le correspondía al Rey de España y la soberanía social al Cabildo.
En veces el Cabildo asumió el poder político para imponer los intereses del bien común.
El desarrollo político iberoamericano tuvo que dar paso a la creación del poder político, para ejercer la autoridad y dirigir las nuevas patrias y naciones. Entonces comenzó la misión y tarea de los pueblos para dotarse de un estado que permitiera la representación legítima de la soberanía, contribuyera al cumplimiento de los fines de la nación y que defendiera, en toda situación y circunstancia, los intereses superiores de la patria.
“La autoridad implica el ejercicio del mando con derecho a hacerse obedecer y poder de mandar, pero implica además, asumir la responsabilidad de lo mandado y la responsabilidad general de la marcha del organismo que se gobierna. Cuando a una autoridad se le niega el derecho de hacerse obedecer, se le niega al mismo tiempo su calidad de mando. Si esto ocurre, y el mando es digno y responsable, no puede sino renunciar o imponer su criterio, sobretodo si ejerce el cargo de mayor jerarquía institucional.”
Estos conceptos están contenidos en Estilo y Doctrina, 1995, de Misael Galleguillos.
Sobre el caso chileno, se puede decir que estos conceptos forman parte del tradicionalismo, del nacional sindicalismo y del nacionalismo en general.
La Falange Nacional de Eduardo Frei Montalva, estuvo más influenciada por Acción Nacional de Gil Robles, cercana a la Acción Católica, que de la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera.
El Movimiento Nacional Sindicalista está más cercano, doctrinalmente, a FE de las JONS, que forjaron, además de José Antonio, Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, que provenían de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista y de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica. Ambas formaciones se fusionaron para dar eficacia a su accionar político. Todo entendido en la filosofía cristiana, en el catolicismo social iberoamericano y en la doctrina del ser, que nutrieron de principios y valores al nacional sindicalismo, al tradicionalismo y a los nacionalismos de nuestras patrias.
Otros autores del nacionalismo corporativo chileno fueron, entre otros, Oscar Alvarez Andrew, Jaime Eyzaguirre, Mario Góngora, Osvaldo Lira, Ramón Callís, Guillermo Izquierdo Araya, Juan Antonio Widow y quienes formaron parte de la Revista Estudios como Jorge Prat y Gabriela Mistral.
DOCTRINA DEL TRABAJO
El nacional sindicalismo, como doctrina social y política, contiene en sus planteamientos fundamentales al trabajo como fuerza creadora de la riqueza que permite realizar nuestro proyecto histórico. En efecto, el nacional sindicalismo le asigna al trabajo un valor social. Por eso es considerado como un deber social subordinado sólo a los intereses superiores de la nación.
El trabajo es el factor esencial de la producción, entendiendo por tal el esfuerzo del hombre para transformar las cosas..
Nuestra experiencia indica lo difícil que resulta poner fin a la cultura de la servidumbre, cipayos, que ha primado en nuestras fuerzas laborales. Ello requiere de planteamientos directos a los trabajadores, para alcanzar la cultura de la libertad, la solidaridad, la responsabilidad, el emprendimiento, la participación y la realización personal y social en la convivencia.
Como teoría, los trabajadores nacional sindicalista buscan establecer una jerarquización social, donde se ubique a cada uno en su función y en su rol, para dar cumplimiento a los fines de la nación. Trabajo es una palabra que proviene del latín, tripaliun, que significa tres palos, enseñaba Tito Mundt en sus prédicas a jóvenes nacionalistas, que era una forma de castigo para quienes debían realizar tareas productivas. La fuerza del trabajo humano deja de ser una mercancía para contener un valor moral y una misión social sindicalista. en la convivencia nacional. El perfeccionamiento continuo determina un nivel de competencias, que unido al valor moral, constituye una misión económica y social respecto del pueblo. A los tradicionalistas y a los nacional sindicalistas les gusta usar el término obrero porque es más propio de sus principios y valores.
Obrero es el que hace la obra. El trabajador debe ser empleado según sus capacidades y talentos. El trabajador se expresa socialmente a través de sindicatos. Ello permite desarrollar una ética del trabajo. Al introducir un concepto moral se introduce al mismo tiempo un espíritu corporativo, que genera una unidad social que se proyecta a la convivencia, para dar curso a un cuerpo social productivo, capaz de representar los intereses sectoriales de los trabajadores dentro de las empresas y en los servicios del estado. Esto permite desarrollar conductas que tienen su origen en la tradición, que a su vez está presente en la familia, donde se aprende el respeto, la puntualidad y la honradez.
Sus primeros resultados son la actitud solidaria, la función disciplinaria, el cumplimiento de pautas de control, la creación de estímulos, donde lo ético y la organización del tiempo libre hacen posible la formación valórica, la capacitación técnica y la recreación personal y familiar, que demandan requerimientos de bienestar, en términos de educación, salud, previsión, vivienda y seguridad..
Como en la milicia y en el clero se debe crear un organismo soberano, para administrar justicia en las relaciones laborales y productivas. Son los Tribunales del Trabajo
El sindicato pasa a ser una expresión genuina de quienes laboran en una empresa. El sentido de pertenencia, la identificación personal y de grupo hacen posible avanzar en los procesos de producción para lograr un grado aceptable de industrialización y desarrollo.
No debemos olvidar que la economía liberal concibe al trabajo como una mercancía transable en el mercado como un simple factor, sin contenido valórico ni social. Para el socialismo marxista el trabajador sigue siendo un simple dato estadístico y el sindicato un instrumento de lucha para alcanzar el poder. Para el régimen totalitario socialista toda vertebración sindical está predefinida como elemento productor para alcanzar la cuota productiva establecida por la planificación central de la economía.
El hombre y la mujer de trabajo no deben dejar de pensar que su esfuerzo da paso a una sana convivencia. Su actividad productiva nos permite entrar con espíritu de servicio y sacrificio al juego, sin fin, de la tradición y el cambio social, que permite a los trabajadores enfrentar nuevos desafíos, con alegría y esperanza, para seguir el camino de la verdad, el bien y la belleza.
El nacional sindicalismo afirma que la participación social plena de los cuerpos sociales en la institucionalidad del estado permitirá alcanzar mayores grados de equilibrio, en la toma de decisiones, que abrirá espacios a la realización personal y al cumplimiento de la misión y tarea que la patria ha definido, para alcanzar su destino.
El nacionalsindicalismo chileno ha elevado a la categoría de principio y de valor cultural, al derecho al trabajo, que junto a los derechos a nacer, crecer, educarse y realizarse, constituyen los derechos del hombre.
Los sindicatos de autogestión que diseñamos están estructurados para lograr la participación de los trabajadores en la propiedad de la empresa, lo que abrirá nuevos espacios para influir en la economía.
El nacional sindicalismo chileno ha logrado crear y hacer propio, en la institucionalidad del estado, la Escuela Sindical (capacitación y formación), el Estatuto Social de la Empresa (información sobre la empresa y negociación colectiva), el Consejo Nacional del Trabajo (órgano tripartito para participar en el gobierno) y el Consejo Económico Social (que tiene como misión lograr el planeamiento del desarrollo). Además se puede agregar la Universidad Laboral que hemos concebido como Instituto Politécnico, para la creación de las carreras y títulos que requiere el proceso productivo tecnificado que da fundamento a la jerarquización y plus valía de la actividad empresarial y del trabajo.
La economía debe cumplir los requerimientos de la función social que le es propia. Nuestro orden económico considera la integración de todos en el proceso productivo, el destino universal de los bienes y la participación de todos en los beneficios del desarrollo.
Todos estos aspectos deben ser la base para lograr una negociación efectiva, en cuanto a los “precios” de la labor productiva, en términos de remuneraciones y otras formas de pago, como asignaciones y bonos; y las condiciones de trabajo, como higiene, seguridad y equipos.
Estas visualizaciones doctrinarias han sido desarrolladas, entre otros, por Alberto Hurtado, Clotario Blest, Federico Mujica, Pedro Zuritas, Mario Urzúa, René Sottolicho y Misael Galleguillos, fuertemente influidos por el catolicismo social, sin dejar de lado el planteamiento sindical que es propio del nacionalismo como doctrina integradora de la convivencia social y sus relaciones con el estado.
El nacional sindicalismo es una doctrina del trabajo que busca la justicia, para quienes realizan la obra de generar bienes y servicios que hacen posible la vida de la patria.
Ramón Callis proclamaba la “guerra obrera” para nacionalizar la lucha de los trabajadores.
LA DERROTA DE LA CONCERTACION
El pueblo chileno derrotó a la izquierda progresista al elegir a Sebastián Piñera Echeñique como Presidente de la República.
En efecto, la candidatura de Piñera obtuvo el 51,6 % de los votos, mientras Eduardo Frei de la Concertación logró el 48,4 %.
En torno al Senador Frei se agruparon todas las fuerzas de izquierda, incluidos los comunistas, los ecologistas, y la izquierda extraparlamentaria.
La Alianza por el Cambio estuvo fortalecida por el apoyo de formaciones nacionalistas e independientes que se agrupan en torno a movimientos sociales y estructuras culturales e históricas, que movilizan amplios sectores que profesan pensamientos y valores tradicionalistas y patrióticos, afines a la chilenidad.
El Movimiento Nacional Sindicalista, MNS, que planteó la libertad de votación, reconoce la legitimidad política del triunfo de Sebastián Piñera y demanda de la autoridad el reconocimiento de la soberanía social de la familia, la escuela, el sindicato y las corporaciones, para perfeccionar la convivencia y abrir espacios de participación a los cuerpos sociales de la nación.
El Movimiento Nacional Sindicalista proclama como principio y como valor lograr la representación de la soberanía con participación social.
A su vez reiteramos nuestra independencia, para seguir nuestros objetivos de representación política de la nación, a través de las personas y de los organismos sociales de la convivencia y la cultura.
Ojala la dualidad liberal socialista que ha imperado en nuestra convivencia no se transforme en una dualidad socialista liberal, cuestión que se predefine como “democracia de los acuerdos”. Si esto ocurre, Chile seguirá una senda que no es la que los chilenos demandan de las autoridades del nuevo gobierno. Si se da espacio a un régimen liberal liberal se retornará a viejos esquemas de dominio que derivará, tarde o temprano, a la injusticia generalizada, que ya ha sido superada en la historia de los pueblos.
Hugo Carreño Aránguiz
Movimiento Nacional Sindicalista
Santiago, 18 de enero de 2010 LA PATRIA AL PODER

martes, 5 de enero de 2010

FE RESUELTA Nº64

FE RESUELTA
Nº 64 Enero 2010 fe.resuelta@gmail.com Patria- Estado – Destino
Director: Hugo Carreño Aránguiz http://feresueltachile.blogspot.com/ Fundada en Octubre del 2004

DON PEDRO ZURITA
Nacido en Linares hace 81 años, fue un hombre de personalidad y carácter que supo definir su destino, con creatividad y coraje, para ser un auténtico nacional sindicalista.
Su posición está más allá de la simple militancia, para alcanzar estamentos jerárquicos de nivel superior en la lucha nacionalista para servir a la patria y a su pueblo.
El nacional sindicalismo es una doctrina social y política que fundamenta su quehacer en principios y valores que autodefinen a Chile como patria, como estado y como destino.
Zurita fue un consecuente seguidor de los planteamientos del Movimiento Nacional Sindicalista y se aventuró a fortalecer sindicatos y gremios, de cuya acción dejó testimonio en la Revista Forja, en la dirección de la Escuela Sindical y en la Secretaría Nacional de los Gremios. Siempre sostuvo la necesidad de planteamientos razonables, para avanzar en el mundo político y social, lo que debía ser acompañado por un movimiento político con capacidad para proyectarse a la convivencia nacional. Afirmaba que el Movimiento había tenido oportunidades de actuar en el mundo político, pero en aquellas oportunidades aparecían elementos negativos que invocaban soledad e intransigencia para oponerse a quienes protagonizaban las acciones políticas, como ocurrió cuando Ramón Callís postuló como candidato a diputado por un distrito de Santiago. Entonces se marginaron de las actividades de difusión y propaganda y de la necesaria coherencia para llevar el proyecto adelante. También ocurrió cuando se elaboró la estrategia de participación en el gobierno militar a través de la Secretaría de los Gremios para proyectar el MNS a la política activa. Se creó la Escuela Sindical y se proyectó la SNG a todo el territorio nacional, con lo que se tuvo capacidad para influir en la toma de decisiones en el ámbito sindical y gremial. Esto permitió la creación de la Juventud Trabajadora, el Frente Gremial del Magisterio, el fortalecimiento del Frente Laboral y la Revista Gremios. También se estructuró la Juventud Nacionalista. Aquí nuevamente surgieron elementos que se opusieron a quienes llevaban adelante las acciones institucionales, para plantear impresentables propuestas que, con la consabida idea de la soledad e intransigencia, los llevaba a un vano prejuicio filocastrense de la política, a través de sus llamados “campamentos”. El asunto no quedó allí sino que, esta vez, se escindieron del Movimiento Nacional Sindicalista con el voluntarismo de adueñarse de todos los hechos, realizaciones y testimonios de camaradas nacionalistas que hoy buscan la convergencia, para diseñar y construir un proyecto político que trasunte a todos los sectores patrióticos a fin de constituir una fuerza influyente y de peso político.
Don Pedro Zurita Zurita decidió hacer realidad los planteamientos nacional sindicalista en su propia vida, según expresó a Misael Galleguillos en una visita a Los Ángeles y Negrete, aportando sus capacidades y talentos a la pequeña y mediana empresa que se organiza en la Cámara de Comercio y Turismo, de la cual llegó a ser presidente en Los Ángeles. En esta calidad se incorporó a la Universidad Tecnológica para trabajar con Oscar Burgos, que fuera Alcalde y Secretario Provincial de los Gremios.
Sus amigos fueron Gastón Acuña, Germán Moreno y Sergio Aguirre Latchan, todos nacional sindicalista. Con ellos vivió la experiencia de esforzarse por crear un nuevo estado que superara el individualismo liberal y el totalitarismo socialista.
Su trayectoria era atrayente por su personalidad. En tiempos del Presidente Allende se jugó por la libertad de la patria y la identidad nacional, por eso no produjo sorpresa que formara parte de la Secretaría General de Gobierno, donde trabajó con Rubén Díaz y después con Misael Galleguillos, con quien actuaba políticamente en forma permanente.
Siempre admiró a los antiguos militantes, principalmente a Ramón Callís, a quien consideraba un hombre de fe que amaba el nacional sindicalismo como una orden al servicio de Chile. Sus planteamientos, afirmaba, eran teológicos y emanaban del catolicismo social del nacionalismo chileno. Parecía un monje medieval luchando con fuerza en el espacio de la historia, .para la realización plena de la patria que es pueblo, territorio, cultura y soberanía.
Falleció el 29 de Octubre de 2009 en Los Ángeles. Había nacido en Linares el 23 de Julio de 1928.
Pedro Zurita fue una persona nacional sindicalista que contribuyó a dar respetabilidad política al MNS.
HECHOS Y REALIDADES
Para iniciar juicios sobre personas y hechos políticos comenzaremos con una afirmación de San Agustín. “En lo fundamental, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad”. Caridad es la virtud de amar y saber amarse, para construir normativas éticas.
El MNS fue forjado, además de las personas que hemos señalado, en Fe Resuelta, por el abogado Valentín Robles Letelier y el periodista Renzo Pechenino Raggi.
Valentín Robles pertenece a la familia Pinochet. Fue abogado del gremio de dueños de camiones presidida por León Vilarín Marín. Como es sabido este gremio fue articulador de la resistencia gremial y sindical, al gobierno del Presidente Allende, con los paros sociales más influyentes en la conciencia cívica nacional.
Valentín Robles fue presidente del Frente Nacional de Profesionales que actuó en el proceso cívico, para la defensa de los principios y valores de la chilenidad, puesta en juego por la Unidad Popular que intentó, con toda su fuerza, instaurar un régimen socialista, al estilo cubano, en nuestra patria.
Otro hombre del nacional sindicalismo fue Renzo Pechenino Raggi, dibujante, arquitecto y periodista que en 1981 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo. Su amor a Chile, lo llevó a vincularse con el nacional sindicalismo de Valparaíso. Dibujó las portadas de la Revista Forja y cultivó una amistad profunda con Renato Carmona, Misael Galleguillos y Jorge Luer. También fue dibujante de Forja Jaime Widow que trabajó en la Universidad de Valparaíso.
En 1987 a Pachenino le fue otorgada la nacionalidad chilena por ley Nº 18608, en reconocimiento de servicios a Chile.
Renzo nació en Italia, Ottone en1934 y falleció en Viña del Mar en 1989. Participó con entusiasmo en la organización del nacional sindicalismo porteño de la década del cincuenta. Incluso fue detenido por tareas de propaganda. Su amor por Chile y por su pueblo le llevó a conocer nuestra forma de ser y de convivir que ya está establecida en sus geniales caricaturas.

CRONICAS IBEROAMERICANAS
El nacionalismo iberoamericano contiene características que se generan al plantearse frente a la realidad política de nuestras naciones:
El nacionalismo se propone resolver las crisis que provoca el liberalismo.
Critica la democracia parlamentarista, que solo genera anarquismo.
Rechaza a las oligarquías temerosas de perder poderes sociales. Rechaza impulsos modernizadores que trasuntan intereses anglosajones, cuestión que los hace asumir conductas antiimperialistas.
Hace propia la hispanidad y el mestizaje, con reconocimiento a la dignidad de los pueblos ancestrales de nuestro continente.
Reacciona vitalmente frente al peligro comunista que destruye a la familia, a la escuela, al trabajo y a las corporaciones.
Todo lo cual lo lleva a buscar y definir un nuevo estado que debe tener forma corporativa o afín a los estados fundacionales surgidos de la República soberana e independiente de nuestras emancipaciones. En Chile, el Estado en forma de Portales.
Esto da paso a la caracterización, por parte de liberales y socialistas, de lo que ellos llaman fascismo. Para ellos existen fascismos de izquierda, fascismos de derecha, fascismos jerárquicos, fascismo de clase media, fascismo de revancha, fascismo anticomunista, fascismo dictatorial, fascismo corporativo y fascismo nacionalista, de lo cual se infiere que estas formaciones, descritas por los enemigos del tradicionalismo y nacionalismo, salvo, tal vez, las dos últimas, no son propiamente fascistas. El fascismo es una doctrina italiana que tuvo forma definitiva en la República Social Italiana. Tiene un planteamiento revolucionario que no tienen los “fascismos” iberoamericanos. Para analistas políticos italianos, la derivación de estas formaciones al socialismo marxista da cuenta de que no son fascistas.
Para el nacional sindicalismo el nacionalismo es de naturaleza cultural.
El nacionalismo cultural es una derivación coherente de su tendencia revolucionaria opuesta al mundo cosmopolita y materialista que domina a nuestros pueblos y naciones.
Acabar con este predominio exige buscar un nuevo orden fundamentado en los valores del espíritu, la voluntad y la excelencia.
El nacionalismo chileno no siempre se proyecta, en forma permanente y eficaz, a la convivencia social y política como doctrina y como estilo. Su lenguaje no es del todo definitorio de cada concepto o proposición o planteamiento que formula a terceras personas.
Hace poco Juan Hurtado Mendoza, que fuera dirigente del Frente Nacionalista Patria y Libertad, afirmaba que “los nazis de Patria y Libertad perdieron liderazgo ideológico, el que fue asumido por dirigentes nacional sindicalista”
Lo anterior denota que las ideas políticas nacionalistas tienen expresión en el nacional socialismo, en el fascismo y en el nacional sindicalismo. Las iniciativas políticas del nacionalismo han desarrollado planteamientos y normativas programáticas que no pueden interpretarse como un retorno literal al pasado. Son más bien consideraciones acerca del presente y del futuro de la patria.
Adan Mûller, analista y escritor, expresó que los actos políticos de estos sectores nacionalistas, vislumbran un horizonte moral rescatable de la comunidad orgánica del medioevo.
En escritos anteriores hemos afirmado que el nacionalismo es una fuerza natural y cultural que se opone, al paso a una sociedad más abierta, para cautelar los principios y valores que forjaron nuestros compatriotas en el pasado, poniendo énfasis en los cuerpos sociales, en el espíritu de la patria y en la identidad nacional.
En documentos nacional sindicalista de España se afirma que Falange Española tiene dos fines supremos: Subvertir el actual régimen que ahoga la vitalidad de nuestro pueblo, hoy indefenso e inerme a la barbarie marxista, e Imponer la más rigurosa fidelidad al espíritu de la patria. Para los nacionalistas y tradicionalistas españoles sus propuestas contienen la verdad pues su maestro intelectual es Santo Tomás, para quién el conocimiento humano es capaz de acceder sin ayuda, como razón natural, al conocimiento de la sociedad, la naturaleza y el universo, incluida la existencia de Dios. En lo sobrenatural, en cambio, la verdad es sólo accesible por la fe.
El nacionalismo chileno ha afirmado, desde su fundación hace cien años, que sus propuestas son bien claras: 1ª Antiliberal y anticomunista; 2ª Busca un cambio de forma y estructura en el poder político, 3ª Promueve cambios y mejoramientos en el ámbito económico y social y 4ª Profesa un nueva cultura iberoamericana afincada en la chilenidad.
Su revolución, que surge de la hispanidad y el mestizaje hecho cultura, pretende generar una actitud moral, que supere el materialismo, el escepticismo y el agnosticismo propios del evolucionismo moderno, para buscar, en forma permanente, la verdad, el bien y la belleza. Frente al evolucionismo constructivista proclama el creacionismo y la revolución espiritual de los chilenos.
Los primeros maestros indicaban con vehemencia que los nacionalistas debíamos mejorar la vida social, que está contenida en la nación y no en el individuo, ni en la clase social.
Para el nacional sindicalismo es connatural a sus fines corporativos lograr la convergencia del nacionalismo
DECLARACION DEL MNS ANTE SEGUNDA VUELTA ELECTORAL: NUEVOS CAMINOS PARA CHILE
Los electores chilenos manifestaron su voluntad de buscar nuevos caminos para resolver los problemas nacionales.
Frei, el continuista, obtuvo sólo el 29% de los votos. El resto representaba, con el 71%, el cambio del equilibrio político y la superación de la injusticia social.
La Alianza no ha cambiado y mantiene el respaldo que el Presidente Pinochet obtuvo en 1988, 44%, con su plebiscito presidencial.
Arrate le agregó un punto a la votación comunista, que en el lenguaje ruso era la izquierda, según el análisis político bolchevique, con 6% de los electores.
El liberal progresista Marco Enríquez O. Gumucio, recogió el apoyo no comprometido, ni con la Concertación ni con la Alianza, y obtuvo el 20% de los votos.
Sólo es comparable con la votación de Francisco Javier Errázuriz en 1990. Entonces Errázuriz, que se definió como liberal, dividió a la centroderecha y ahora Enríquez Ominami dividió a la Concertación Luego Errázuriz inscribió un partido que obtuvo un par de parlamentarios, entró a la Alianza y terminó disuelto.
Su planteamiento liberal progresista es propio del neoliberalismo,
Su afán ganador se frustró el 13 de Septiembre donde llegó, al igual que Errázuriz, tercero y perdió, como era de esperar, a sus postulantes al Parlamento, incluido su padre que fuera ministro y senador.
Este esquema de equilibrios y tensiones mantiene los predicados del neoliberalismo dando curso a la especulación financiera y al llamado altruismo, que tanto viste a la Jefa del Estado. Esta especulación y altruismo corroe la participación del pueblo en las decisiones de la convivencia, con el fin de dar a los políticos, que aceptan las propuestas de los dueños del dinero, las drogas y las armas, el dominio del poder político del estado, con la condición de no modificar el modelo económico neoliberal.
Seguirá por tanto la representación sin participación.
El MNS cree que es tiempo que los chilenos definan un nuevo camino para lograr la libertad, la dignidad, la justicia, la participación y el desarrollo, por lo que da a sus militantes, amigos y seguidores nacionalistas, libertad de votación el 17 de enero del 2010. Objetivamente hablando, el Movimiento Nacional Sindicalista se ha planteado en términos políticos de convergencia y unidad, para recorrer ese nuevo camino. Tiene la experiencia, la voluntad, la ética, la doctrina y la normativa programática para llamar a la juventud y a quienes trabajan a proyectarse a la familia, a la escuela, al sindicato y a las corporaciones, para alcanzar la participación social plena. La representación debe ser asumida por el nacionalismo en su conjunto, apoyado por movimientos sociales y culturales y por sectores patrióticos e independientes, para hacer posible la refundación nacionalista de Chile.

Hugo Carreño Aránguiz
Santiago, Diciembre 2009 LA PATRIA AL PODER