martes, 2 de agosto de 2011

fe resuelta nº 83 agosto

FE RESUELTA
Nº 83 Agosto 2011 fe.resuelta@gmail.com Patria- Estado – Destino
Director: Hugo Carreño Aránguiz http://feresueltachile.blogspot.com/ Fundada en Octubre del 2004


CULTURA DE LA SERVIDUMBRE
El nacionalismo chileno debe visualizar la cultura del pueblo, en la convivencia social, para definir una forma de ser que supere el mundo del consumismo que genera el ámbito de necesidades, aspiraciones y expectativas, en el espacio social del liberalismo político y económico.
Para el neoliberalismo las personas son factores de créditos, para financiar la vida familiar y su proyección a la convivencia social que demanda nuevos requerimientos como la educación, la salud, la vivienda, la previsión, el resguardo de la patria, la energía, la producción de alimentos, la expresión de la fe como doctrina de la existencia en el espacio de tiempo en que vivimos y la creación de un sistema de autoridad para el gobierno del estado, todo lo cual lo transforma en “buenos negocios”.
Desde la etapa fundacional de la nación y del estado hemos afirmado que en los tiempos de nuestro protagonismo histórico social hemos pasado de la libertad, dignidad y justicia de la emancipación e independencia a la servidumbre de quienes son dueños del poder político, del dinero y de las drogas. El nacionalismo debe realizar un planteamiento directo a los trabajadores, con el fin de alcanzar la cultura del emprendimiento, de la participación social y de la realización personal y social, para poner fin a la cultura de la servidumbre, cipayos, que predican y practican en Chile neoliberales y marxistas.
Chile vive hoy la consecuencia de no crear un nuevo estado que institucionalizara la convivencia social de los chilenos. En 1970 cuando la Unidad Popular ganó las elecciones presidenciales el Movimiento Nacional Sindicalista, junto con reconocer el triunfo político de Salvador Allende, proclamó que Chile debía diseñar y construir una nueva forma de estado que resolviera las limitaciones e incapacidades de la democracia de partidos, para alcanzar la legítima representación y participación del pueblo, con la misión permanente de lograr la libertad, la dignidad, la justicia y la participación social plena, con el fin de alcanzar el bien común y la realización personal, social e histórica de su pueblo. Esta definición política orientó la movilización social para impedir la instauración de un régimen totalitario que permitiera la creación de un gobierno populista de origen socialista, con la intención de socializar los medios de producción (expropiaciones), con el agregado comunista de socializar también el consumo (juntas de abastecimientos y precios, JAP). Esto dio origen a una movilización de las fuerzas sociales que desestabilizaron el ejercicio del poder político y generaron una etapa de ingobernabilidad, por los actos de las fuerzas políticas y de sus grupos de apoyo que se tradujeron en violencia política y social. Las actitudes del Parlamento, de los Tribunales de Justicia y de la Contraloría General de la República dieron paso a manifestaciones sociales que generaron un poder social, con un componente principal que logró paros permanentes, para lograr una nueva forma política, con el carácter participativo de las fuerzas sociales en las decisiones del sistema de autoridad. Esas fuerzas generaron un poder social sustentado en las estructuras gremiales y sindicales de quienes rechazaron la instauración del populismo marxista al estilo cubano en la patria chilena.
El nuevo gobierno que sucedió al Presidente Allende asumió el poder como depositarios del poder militar, que sumado al poder social y al poder religioso sellaron un camino constituyente que derivaría a la instauración de una nueva institucionalidad. Fue el gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden. Dentro del gobierno surgieron distintas tendencias que protagonizaron la política. Hubo una fuerza neoliberal, otra nacionalista, que creció con la integración al gobierno del Movimiento Nacional Sindicalista, una gremialista y varias tendencias de derecha tradicionalista e independientes.
Los neoliberales traían de España la tesis de crear una economía neoliberal con un gobierno autoritario (franquismo). Unos generaban una nueva economía con la definición de aceptar la existencia de un marco económico social de supervivencia para los trabajadores, mientras los gobernantes creaban el poder político para tener acceso al financiamiento de la institucionalidad del estado.
Este mismo planteamiento se proyectó al sistema económico neoliberal y al ejercicio del poder por fuerzas socialistas de izquierda. Vale decir se mantiene la forma económica neoliberal, con el manejo político de la llamada Concertación. Este equilibrio de las fuerzas políticas y el poder económico se tradujo en cuatro gobiernos, dos del socialismo y dos de la democracia cristiana.
Fueron gobiernos que usufructuaron de los beneficios de un sistema de autoridad que les abrió el acceso al poder político, a la riqueza personal y social, y a la entrega de los recursos del estado a organizaciones no gubernamentales.
La agitación social que hoy vive la República se genera por el fracaso de la democracia de partido a las demandas de las fuerzas sociales. El gobierno de centro derecha del Presidente Sebastián Piñera no ha valorado las acciones de la oposición contra su gobierno que aplican la misma estrategia que llevó al fracaso del gobierno de Salvador Allende. La ingobernabilidad es una estrategia que la democracia cristiana aplicó al gobierno de la Unidad Popular. Después la aplicaron al gobierno de Pinochet. Hoy la aplican al gobierno de Piñera. Esta acción ha logrado elevados niveles de agitación porque el gobierno de la coalición carece de apoyo social manifiesto. A lo que se agrega la dispersión de los partidos de apoyo de la llamada centroderecha. Los políticos liberales del gobierno olvidan que la candidatura presidencial de Sebastián Piñera se ganó con votos de gente ajena a los círculos políticos de la Alianza.
El planteamiento político nacionalista insiste en el logro de la participación social con una legítima representación ciudadana.
ESCUELA NACIONAL SINDICALISTA
El Movimiento Nacional Sindicalista ha forjado una comunidad de pensamientos y valores depositada en nacionalistas que han tenido presencia activa en los cuerpos sociales de la nación y en las instituciones del estado. Esta presencia se ha hecho manifiesta en personeros nacional sindicalistas que Fe Resuelta ha señalado en forma biográfica y relacional, a través de personas que han dado testimonio social de nuestros principios, valores, obras y realizaciones.
La existencia de camaradas de distintos ámbitos de la convivencia que han protagonizado la vida de la patria en forma permanente es una realidad inobjetable. Es el caso de Ramón Callís Arrigorriaga, Delfín Alcaide Wetson, Adrián Buzzetti, Federico Mujica Canales, Valentín Robles, Pedro Zurita, Germán Cuevas Torrealba, Mario Urzúa Urrutia, Alfonso Ezquerra Varas, Jorge Salinas Sánchez, Luís Lillo Abarca, Juan Vergara Gallegos, Rogelio Molina V, Sergio Carrillo, René Sottolicio, Iván Katalinich, Pedro Guzmán, René Inostroza Tapia, Hermes Valverde Tomé, Rubén Sanhueza Sebastián Carreño, Juan Castro Solorza, Pablo Medina, Cecilia García y otros.
En la parte intelectual y universitaria Osvaldo Lira Pérez, Juan Antonio Widow Antoncich, Francisco Samper Polo, Guido Crino Tassara, José Antonio Videla Peñailillo, Renzo Pechenino, Gabriel Pumarino Cartes, Eugenio Cáceres Contreras, Misael Galleguillos Vásquez, Sebastián Fernández Schwarsemberg, Werner von Bischoffshausen, Carlos Hernández Tapia, Gastón Fichet, Oscar Burgos, Carlos Acevedo Saavedra, Juan Chamblás Morales, Renato Carmona Flores, Jaime Tramón Castillo, Jaime Romero Reyes, José Correa Hernández, Octavio Tapia, Alma Meléndez, Cristián Navarro Monti, Marcelo Buendía, Jaime Arancibia, Felipe Araya, Eduardo Sánchez Ñ, Ariel Peralta, Ricardo Herrera, Alfredo Maculet y Jaime Lorza Rodríguez..
Somos un movimiento nacionalista y sindical que tiene consistencia social. A fines de los años 70 logramos un millar de militantes incorporados oficialmente a nuestra institución política. En los años 80 nuestras acciones de propaganda recogiendo firmas, repartiendo volantes, publicando folletos, ensayos y libros; dando conferencias, realizando actos institucionales y rayado de paredes que nos llevó muchas veces a la detención en comisarías. Mientras la ciudad duerme sólo unos pocos luchan por sus ideales políticos. Nuestro proselitismo en escuelas, oficinas y sindicatos nos ha permitido estar en contacto con profesionales, trabajadores y estudiantes. El afán de avanzar con el nacionalismo chileno nos ha llevado a trabajar con personas y grupos que se identifican con el heroísmo, la misión y la emoción de servir a la patria, como también con quienes están preocupados por aspectos sociales de la convivencia que los lleva a promover un nuevo orden que cambie las instituciones de la democracia de partidos por otras que garanticen la autoridad, la libertad, la dignidad y la justicia conforme a los requerimientos que demandan las personas, por la legítima representación de la soberanía y la participación social plena. Esto último se puede expresar afirmando que el nacionalismo es una nueva alternativa frente a los partidos que terminan sólo como grupos de poder El nacionalismo es capaz de remplazar las funciones asumidas por el estado y por grupos económicos que sólo imponen sus intenciones de poder y el logro de nuevos negocios, con la pluralidad de funciones que les corresponde a la nación. Nuestra honestidad doctrinaria y política se garantiza a los chilenos por la creación de una escuela de pensamientos y valores.
PODER CONSTITUYENTE
El imaginario colectivo de quienes contribuyeron a dar forma y estructura a la nueva institucionalidad generada a partir del gobierno institucional de las Fuerzas Armadas y de Orden, que asumió el poder nacional el 11 de septiembre de 1973, fue el Poder Constituyente. Vale decir que quienes ejercen el poder pueden diseñar y construir nuevas instituciones que remplacen a las que han regido la convivencia hasta entonces y que han llevado a la ruptura institucional con pérdida del derecho, de la ética, de las funciones sociales de la nación y de la institucionalidad del estado.
La persona que aparece como forjadora del equilibrio entre la autoridad y la libertad para forjar un nuevo régimen institucional ha sido, por consenso dadivoso, el abogado Jaime Guzmán Errázuriz. En los tiempos del gobierno de Salvador Allende Guzmán era discípulo del sacerdote Osvaldo Lira Pérez, quien se encargaba de su formación filosófica, ética, política y religiosa. Lira fue un católico tomista forjador de un pensamiento político jerárquico, autoritario y social, cuya máxima expresión fue el corporativismo católico de Felipe II.
Estas ideas políticas encontraron expresión en Falange Española que rescató de la Edad Media y del Renacimiento Cristiano un modo de ser que da plenitud a una forma de vida y a una forma de convivencia donde prime la autoridad, el orden y la jerarquía.
En los estudios de este asunto surge el jurista alemán Carl Schmitt que dio forma jurídica al régimen político de Adolfo Hitler. Autor de la Doctrina Hobbbesiana que influyó en Guzmán para justificar el cambio de gobierno en 1973.
Si Lira aceptó de buen grado al falangismo de José Antonio Primo de Rivera, Jaime Guzmán se declaró admirador del régimen del General Francisco Franco y así lo hizo saber a su familia. Para él los derechos del hombre no son inalienables y pueden restringirse en etapas de emergencia o de excepción. Los derechos cívicos no son absolutos ni ilimitados. Guzmán expresaba con vehemencia que el gobierno militar debía encarar con firmeza la amenaza comunista a que llevaba el gobierno de Salvador Allende.
Su trayectoria señala que creó el Movimiento Gremialista en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se opuso al término de la confesionalidad de la PUCCH e intentó retomar el campus universitario, ocupado por reformistas de izquierda apoyados por la democracia cristiana, con apoyo del Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista con presencia en las universidades de Valparaíso. Activa participación tuvieron en ello Mario Urzúa, Mario Tapia y Jaime Etchepare. .Estuvo con la Revista Portada en los años setenta, calificada por analistas políticos como corporativista. Apoyó la candidatura presidencial del Ingeniero Jorge Alessandri Rodríguez, ex Jefe del Estado.
Luego se incorporó al Movimiento Cívico Patria y Libertad creado para lograr la elección de Alessandri en el Congreso Nacional basado en normas constitucionales .que establecían que en caso que no hubiera mayoría, debía elegir al Jefe del Estado entre las dos primeras mayorías.
Fracasado el intento se pretendió evitar que Allende asumiera el poder, con el secuestro del general René Schneider. Fue un fracaso con participación gremialista. En 1975 Guzmán se incorporó al neoliberalismo. Fue una ruptura con Lira y sus seguidores. Guzmán expresó que estuvo con el nacionalismo para derrotar al comunismo y que estuvo con los liberales para derrotar al nacionalismo. Atrás quedó su admiración por Franco, Raimundo Fernández Cuesta y Gonzalo Fernández de la Mora.