domingo, 8 de septiembre de 2013

FE RESUELTA NÚMERO 108 SEPTIEMBRE 2013

FE RESUELTA NÚMERO 108 SEPTIEMBRE 2013 MOVIMIENTO NACIONAL SINDICALISTA CHILE DIRECTOR : HUGO CARREÑO ARANGUIZ fe.resuelta@gmail.com TESTIMONIOS REFUTABLES Al cumplirse 40 años del Golpe Militar de 1973, que produjo un cambio de gobierno en la República, se han realizado programas especiales sobre el hecho, constituidos por relatos y testimonios de protagonistas que formaron parte o fueron fuerzas de apoyo al gobierno del Presidente Salvador Allende. Estos testimonios son completamente refutables. Entre ellos figura el Comandante de la Fuerza Aérea Ernesto Galaz entrevistado en el programa de La Red “Mentiras Verdaderas”, MV, que hace honor al nombre del programa, ya que las mentiras verdaderas son las mentiras que son absolutamente falsas. El señor Galaz declara su odio a los generales de la FACH Gustavo Leigh y Fernando Mathei por ser culpables y cómplices de violencia, prisión, tortura y muerte de miembros de la aviación militar. En su exposición afirma que en la FACH había un 10% de allendistas, 10% de golpistas y 80% de aviadores que sólo les interesaba mantener los beneficios asociados a ser miembros de la Fuerza Aérea de Chile. Al 10% de golpistas los acusa de ser anticomunistas y seguidores de los Estados Unidos de Norteamérica. Su cifra del 10% sólo quería evitar que se derrocara al Presidente Allende. Afirma acto seguido que ellos se reunían para analizar las propuestas de la Unidad Popular aportando su esfuerzo militar a la realización de los proyectos del “gobierno popular”. Sin tener motivos revela que el general Alberto Bachelet era masón y que había aceptado dejar el Consejo de Generales de que formaba parte, para dedicar toda su experiencia al ejercicio de las Juntas de Abastecimientos y Precios, JAP, la cual distribuía alimentos a través de tarjetas para el racionamiento de alimentos de consumo básicos, repartidas a través de las JAP en los barrios a cargo de miembros de los partidos de la Unidad Popular. La colectivización del consumo alimentario es una estrategia de poder propia del comunismo, que los diferencia del socialismo que sólo proclama la estatización de los medios de producción. Condena el bombardeo a la Moneda y se refiere a su condena de 30 años de cárcel, como pena conmutada por el general Berdichewky, ya que estaba condenado a muerte por “traición a la patria”. Agrega que esto ocurrió porque Berdichewky era judío, por lo que había sufrido el holocausto de los judíos en el régimen de Adolfo Hitler. Afirma que en Chile nunca hubo guerra, mientras en otros programas se habla de la guerra del pueblo por terminar con la dictadura. Reduce la situación política chilena de la época a los militares golpistas, sin mencionar las amenazas permanentes del allendismo de pasar por “el paredón” a los momios, que era el calificativo común a sectores políticos opositores al gobierno de Allende. Después de la visita a Chile del Jefe del gobierno cubano, Fidel Castro, se empezó a motejar a los opositores como fascistas. Olvida la oposición política de la Derecha, de la DC, de sectores radicales del PIR, Partido de Izquierda Radical, de Luís Bossay Leiva y la, Democracia Radical, (DR) de Julio Durán Neuman. No hace mención de los dirigentes organizados en el Poder Gremial, ni las declaraciones condenatorias al gobierno popular emitido por instituciones fundamentales de la República como el Parlamento, la Contraloría General de la República y el Poder Judicial. Por una cuestión de estrategia acusa a las Fuerzas Armadas de servir al imperialismo norteamericano y de instaurar el neoliberalismo económico que la Izquierda Socialista ha respaldado en los gobiernos de la Concertación. Sin embargo consideran la restauración de la democracia de partidos como un logro de la izquierda marxista, ocultando que esa restauración fue impulsada por la Derecha Política y Económica que pactó con la Concertación el manejo del poder político por parte de los opositores al gobierno militar sin cambiar el modelo económico neoliberal. Este tipo de entrevistas seguirán repitiéndose por estar en un período electoral presidencial, con la esperanza de recuperar el gobierno. Carlos Altamirano sabía cómo evitar un Golpe Militar. Dividiendo y apoderándose del poder militar. El lo intentó con la Armada Nacional y fracasó. Los aviadores vinculados a la izquierda socialista ni siquiera lograron intentarlo. Reconoce las vinculaciones de algunos coroneles de la FACH con el MIR Otros entrevistados se muestran llenos de coraje y revestidos de martirios, a pesar que el llamado del Presidente Allende a asumir sus puestos de combate fue desoído. No es lo mismo ser víctimas derrotados que héroes vencedores. Su discurso es similar al de Camila Vallejos. EL CAMBIO DE GOBIERNO El Movimiento Nacionalsindicalista reconoció en 1970 el triunfo político electoral de la Unidad Popular y afirmo que éste triunfo iniciaba la etapa de creación de un Nuevo Estado que superara el ya desgastado estado liberal que tenía matices de intervencionismo estatal en la economía. La democracia de partidos había derivado a la ruptura de la convivencia con divisionismo ideológico y político donde no había ni paz social ni orden público. El intento de instaurar un régimen estatista que tenía como paradigma al régimen socialista cubano derivó a enfrentamientos políticos y sociales que tuvieron preclara expresión en la estatización de empresas y tierras agrícolas y racionalización de los alimentos a través de las Juntas de Abastecimientos y Precios, JAP, producto de una economía “socialista” con estatizaciones, colectivización generalizada, emisión de dinero sin respaldo productivo y prepotencia de activistas para con los sectores ciudadanos que discrepaban de sus intenciones totalitarias. La movilización de mujeres, juventudes y trabajadores generó un movimiento social contrario al gobierno del Presidente Salvador Allende que llevó al enfrentamiento ciudadano con las fuerzas de la izquierda socialista que entonces seguían a la Revolución Cubana como modelo que aceptaba la violencia política “revolucionaria” para imponer sus designios totalitarios. El frente político opositor lo formaban el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Partido Nacional (PN), además de amplios sectores radicales de centro derecha, gremialistas y nacionalistas. El Presidente Eduardo Frei Montalva trató de impedir que Allende asumiera el poder bosquejando una intervención militar, para lo cual consultó al general René Schneider que era Comandante en Jefe del Ejército, según han declarado personeros militares que concurrieron a una reunión del Cuerpo de Generales convocado para tal efecto. El Consejo determinó que aceptaban la intervención siempre que fuera encabezada por el propio Jefe del Estado. El Presidente Frei nunca respondió el resultado de su consulta. Luego la oposición política llamó a ganar los dos tercios del Congreso Nacional para destituir al Jefe del Estado, cuestión que no se logró, a pesar que el Gobierno de Allende sólo obtuvo un 44% de los votos. Fue el momento de la intervención militar que exigió declaraciones del Congreso, del Poder Judicial y de la Contraloría General de la República. Entonces el nacionalismo había logrado grados aceptables de organización política, a tal punto que en la “Marcha por la Democracia”, convocada por la Confederación Democrática, se entregó a los nacionalistas una de las cuatro columnas de la Marcha.. Se trató de la que avanzaría desde 10 de julio entrando por la calle Arturo Prat a la Alameda., para dirigirse por esta misma avenida a Plaza Italia, hasta donde concurrieron las restantes columnas. La violencia era generalizada y el gobierno no encontraba salida a su desestabilizada situación. Intentó buscar una salida llamando a las Fuerzas Armadas a formar parte del gobierno. Fue un error porque el poder militar conoció las carencias del sistema de autoridad. El 11 de septiembre se produjo el cambio de gobierno. Los militares y carabineros gobernaron 17 años. Luego se restauró la democracia de partidos y la Concertación logró recuperar el poder político con las restricciones impuestas por los neoliberales del gobierno militar. Es necesario insistir que las Fuerzas Armadas tomaron el poder político como poder militar en el esquema institucional del Poder Nacional de que eran parte. Su intervención fue eficaz y violenta consultando el bombardeo a la Moneda si el Presidente Allende no renunciaba a la Jefatura del Estado. Allende no renunció y fue derrocado. Se impuso entonces una política de confrontación con los sectores extremistas de la izquierda socialista. El resultado fue la detención, la tortura, el exilio, la desaparición y muerte de militantes de la izquierda socialista, de acuerdo a la ocupación militar del estado. Sólo la extrema izquierda revolucionaria y socialista enfrentó al poder militar, que luego entregó esta misión a las fuerzas de seguridad del estado formadas inicialmente por los Servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y Carabineros, para entregarla finalmente a la DINA y después de su disolución a la CNI que ya no contaba con miembros de la Armada y de la FACH. Sectores militares y nacionalistas quisieron terminar con la confrontación militar de guerra introduciendo las operaciones psicológicas para neutralizar las acciones disidentes, pero la solicitud fue desechada por el gobierno. Lo peor de todo fue que la confrontación armada se justificaba por la creación de una nueva forma política y económica, pero la instauración del neoliberalismo económico y la restauración de la democracia de partidos llevaron a sectores militares de gobierno a la decepción. “Si para esto murió tanta gente, lo mejor es valorar la valentía y entrega de quienes, aunque equivocados, defendieron un ideal”. Nada se justifica si solo se trataba de reinstalar el liberalismo, tantas veces combatido por los sectores nacionalistas y corporativos en nuestra patria que incluso llevaron a la Revolución del 91, cuando los liberales derrocaron al Presidente Balmaceda. El Movimiento Nacionalsindicalista dio respaldo a las operaciones psicológicas porque privilegian la vida y se logran los objetivos sin causar confrontaciones innecesarias. En Chile han gobernado liberales, conservadores y socialistas. Falta el gobierno de los nacionalistas. La Izquierda Socialista debe reconocer su responsabilidad en la ruptura de la convivencia, sin que se produjera mayor justicia y bienestar para los trabajadores. La Derecha debe asumir su culpabilidad en el manejo del poder político durante el gobierno militar. La discriminación de los dirigentes sociales y políticos fue su obra, para cerrar el paso al sistema de autoridad militar. En general las acciones de las fuerzas de seguridad obedecen a decisiones políticas. Ya lo había declarado Jaime Guzmán. “los derechos del hombre no son inalienables y pueden restringirse en etapas de emergencia o de excepción. Los derechos del hombre no son absolutos ni ilimitados. Agregaba con vehemencia que el gobierno militar debía encarar con firmeza la amenaza comunista a que llevaba el gobierno de Salvador Allende”. Además fue un hecho de la causa que dos miembros del Movimiento Gremial de la Pontificia Universidad Católica de Chile participaron en el asesinato del general René Schneider disparando al interior del auto en que se movilizaba el Comandante en Jefe del Ejército. La Democracia Cristiana promovió y apoyó el Golpe de Estado. Hoy causa extrañeza que se quieran auto exculpar del cambio de gobierno en 1973. Fueron ellos quienes elaboraron las nóminas de personeros de la Unidad Popular en la Administración Pública, en las universidades, en el sistema escolar de educación y en las empresas del Estado, que deberían ser exonerados. Además llenaron esas vacantes con miembros y simpatizantes de su propio partido político. Al final ellos se retiraron del gobierno militar por que no tenían acceso al poder político. Ellos pretendían asumir la Jefatura del Estado. No se debe olvidar la respuesta del Consejo de Generales a la solicitud de intervención militar que hiciera el Presidente Frei al general Schneider para evitar que Allende asumiera el gobierno. La DC aspiraba a que el gobierno militar sólo cumpliera el período que le restaba al Presidente Allende que terminaba en 1976. Fue entonces que el gobierno militar habló de metas y no de plazos. Decimos esto porque la izquierda socialista se refiere en forma permanente a la culpabilidad de los oficiales militares con mando político como responsables de la violación de los derechos humanos, sin responsabilizar a los sectores políticos que fueron parte y participaron en el gobierno del Presidente Pinochet que dio forma a una Dictadura Cívico-Militar. Tampoco asumen su propia responsabilidad en los hechos que derivaron a la crisis institucional que llevó al cambio de gobierno. La Izquierda Socialista se ha auto declarado víctima del suceso asumiendo una superioridad moral que debe darles ventajas en el manejo del poder político para su propio usufructo. No se atreven a proponer su estado totalitario carente de representación, sin libertad y con nula participación ciudadana. Al parecer prefieren el electoralismo permanente de la llamada revolución bolivariana que inventara el Presidente Hugo Chávez de Venezuela y que él denominó Socialismo del Siglo XXI. UNA PRECISION NECESARIA El Movimiento Nacionalsindicalista fue parte del Gobierno Militar en el área de la Educación y la Secretaría General de Gobierno. Tuvo responsabilidad gubernativa en la División de Educación Superior y en la Secretaría Nacional de los Gremios. En ambas entidades aportó sus conocimientos y experiencias para resolver los problemas que afectaban a la educación chilena y a la necesaria vertebración y fortalecimiento de los sindicatos y gremios para lograr la representación legítima que les corresponde y alcanzar grados aceptables de participación en las decisiones de gobierno que los afecta. Actuó con transparencia y eficacia para contribuir a lograr los objetivos del gobierno. No discriminó a los personeros del sindicalismo y de la labor educativa. Fueron otros quienes discriminaban. Planteó la reforma del Consejo de Rectores para dar legitimidad a las decisiones en el ámbito académico de la investigación científica y la creación artística. Se jugó por la creación de la Universidad de Valparaíso. Le correspondió crear y poner en marcha la Universidad del Bío Bío y propuso la Regionalización de las Universidades del Estado. En el sistema de educación escolar privilegió la formación profesional del profesor a través de Universidades de Ciencias de la Educación y a través del Colegio de Profesores propuso la creación de Juntas Escolares en los colegios y escuelas, con participación de profesores, apoderados y estudiantes, para elaborar sus proyectos educativos y velar por sus cumplimientos. Estas Juntas eran presididas por el Director del Establecimiento y tenían competencias resolutivas. En el ámbito sindical definió a la Secretaria Nacional de los Gremios, como instrumento de participación de los dirigentes tanto en lo regional como a nivel de gobierno. Creó la Escuela Sindical para formar y capacitar dirigentes, normalizó las elecciones sindicales para dar representatividad legítima a estos dirigentes sociales y restableció la negociación colectiva. Se reunió con dirigentes de todos los sectores y abrió espacios para fortalecer y desarrollar los sindicatos, con el fin de dotarlos de mayor poder con su tesis de mejorar las condiciones de trabajo y mejorar la distribución de la riqueza a través de salarios justos. Intentó institucionalizar la participación en las decisiones del gobierno a través del Consejo Nacional del Trabajo y las decisiones de los empresarios a través del Estatuto Social de la Empresa. Su aporte fue de carácter patriótico y social para enriquecer la convivencia social de los chilenos. Siempre planteó la institucionalidad social de la nación definiendo el ámbito de acción de los cuerpos sociales, permanentes y circunstanciales, como paso previo a la institucionalización política del estado. A cuarenta años del cambió de gobierno queremos reiterar nuestro afán de crear una nueva forma de convivencia y estado que supere los alcances del liberalismo y del socialismo estatista para lograr grados aceptables de libertad, dignidad, justicia y participación. A la vez expresamos nuestro reconocimiento a todos los sectores civiles y militares que contribuyeron a lograr en forma permanente la paz social, el orden público y la pacificación de las fronteras para cautelar nuestros valores y principios que definen nuestra identidad que nos permite llegar a ser una patria libre dotada de un estado justo y de un destino de grandeza. El Movimiento Nacionalsindicalista dio su apoyo a la Junta de Gobierno en una declaración pública emitida en septiembre de 1973 por su Mando Nacional, dirigida entonces por don Eugenio Cáceres Contreras. En 1983, a diez años del Golpe de Estado, recuperó su independencia política e inició una nueva etapa con su nombre fundacional de Movimiento Nacional Sindicalista. Ha tenido protagonismo a través de la Federación Nacionalista, para rescatar el pensamiento nacionalista corporativo, El Movimiento Cívico la Patria nos Llama, para defender la soberanía de Laguna del Desierto y Campos de Hielo Sur. Legión Cívica Patriótica, para dar apoyo a la opción SI en el Plebiscito de 1988. Legión Nacionalista para apoyar la candidatura presidencial de Pablo Rodríguez, Movimiento de Convergencia Nacional, para buscar la convergencia de los grupos y movimientos nacionalistas. Con acciones propias como Movimiento Nacional Sindicalista para redefinir al Movimiento como escuela de pensamientos, valores y cultura EL PERDON DE LARRAÍN El perdón del Senador Larraín es una nueva muestra de la contradicción valórica que sufren los miembros de la UDI por comprometerse con la teoría neoliberal que es ajena al catolicismo que profesa la doctrina gremialista. No se sabe si ese perdón está dirigido sólo a la izquierda socialista o incluye a los militares fallecidos en manos del extremismo y a los hombres de armas que han sido procesados y condenado por violaciones a los derechos humanos, de quienes lograron poder político y económico. El gobierno del Presidente Pinochet no se reduce a las violaciones a los derechos humanos como plantea la izquierda socialista. Estas acciones obedecieron a la confrontación con fuerzas políticas violentistas y armadas que defendieron al gobierno del Presidente Allende en el Golpe de Estado y que después siguieron actuando como fuerzas disidentes al gobierno militar, a las que se sumó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez como brazo armado del Partido Comunista, que prolongaron su acción hasta los gobiernos de la Concertación. Primero fueron enfrentamientos con fuerzas regulares de las Fuerzas Armadas y de Orden. Luego la Seguridad del Estado recayó en los Servicios de Inteligencia de los cuerpos armados, para después recaer en los aparatos de seguridad del estado institucionalizados en el Ministerio del Interior como lo fueron la DINA y la CNI, En las acciones de estos organismos se genera una visión de poder sobre las personas que distorsiona el ámbito valórico de sus componentes. Esta política de confrontación con fuerzas disidentes fue cuestionada por sectores institucionales del gobierno que plantearon, a partir de 1975, la creación de organismos especializados en operaciones psicológicas para enfrentar fuerzas disidentes, sin hacer uso de las armas, pero la iniciativa fue desechada. Primó la confrontación armada asociada a la Doctrina de la Seguridad Nacional del Poder Militar de los Estados Unidos de Norteamérica que preparaba a los ejércitos de nuestro continente en la Escuela de las Américas de Panamá, para enfrentar la disidencia armada de fuerzas enemigas violentistas, guerrilleras y terroristas. El enfrentamiento fue duro y sectores militares plantearon entonces que las acciones contra los grupos armados de la izquierda socialista no se justificaban si la finalidad del gobierno había derivado a la creación de la forma económica neoliberal y a la restauración de la democracia de partidos que regía antes del cambio de gobierno y que era señalada como causante del quebrantamiento de la convivencia interna al institucionalizar la lucha de clases debido a la ausencia de representación y de participación de los diversos sectores ciudadanos, derivando a la lucha ideológica, la defensa de intereses de grupos de poder y al dominio de estado para imponer la voluntad de poder de las cúpulas de los partidos políticos, casi siempre sometidos a intereses de otros estados o a grupos económicos internacionales. La responsabilidad de los hechos ocurridos con el cambio de gobierno es de todas las fuerzas políticas, sociales y económicas que destruyeron la institucionalidad política de la República y que pretendieron someter la soberanía de los cuerpos sociales permanentes de la nación a sus propios designios de dominio y poder. El gobierno militar restableció los principios de autoridad y jerarquía, restauró la paz social y el orden público, hizo posible recuperar la libertad, la dignidad y la justicia, enriqueció la concepción del estado e introdujo la cultura del emprendimiento, para superar la cultura de la servidumbre predicada por los partidos que canalizan las aspiraciones del pueblo a esperarlo todo del estado. Además mantuvo la paz en las fronteras buscando nuevos equilibrios en el ámbito internacional sobre la base de cautelar la soberanía nacional.