martes, 30 de noviembre de 2010

FE RESUELTA N°75 - DIC.

En FE RESUELTA
Nº 75 Diciembre 2010 . fe.resuelta@gmail.com Patria- Estado – Destino
Director: Hugo Carreño Aránguiz http://feresueltachile.blogspot.com/ Fundada en Octubre del 2004


ORGANIZACION POLITICA Y ACCIÓN CORPORATIVA
El presidente del Frente Gremial del Magisterio, FGM, informó a Fe Resuelta que han logrado legitimar su presencia en el cuerpo educativo chileno al superar los 30 profesores en el sistema escolar de la nación.
Su protagonismo se vio proyectado en el paro nacional del Colegio de Profesores que mostró su capacidad de movilización, principalmente en la Provincia de Maipo, en San Bernardo.
El dirigente José Correa participó activamente en las movilizaciones, en representación de sus cuarenta maestros en el gremio docente y de los 30 profesores del FGM.
Este Frente cuestiona la acción del Colegio, por definir sus funciones como sindicato y no como colegio profesional que tiene definidas sus propias misiones y tareas en la ley.
Esto hace que la gran mayoría de los maestros no se incorpore al organismo gremial, por los compromisos de la organización profesional con el movimiento sindical chileno, que está conformado por diversas multigremiales como la Central Unitaria del Trabajo, CUT, El Frente Laboral de Chile, FLC, Confederación Autónoma del Trabajo, CAT, la Unión Nacional de Trabajadores, UNT, y otras.
La crisis del sistema educativo que hoy se analiza de distintas maneras tiene su origen en la ausencia de políticas educacionales donde se reconocen falencias, pero no se transforman en proyectos educacativos. La izquierda plantea un oscuro estatismo, que en buena crianza se traduce en un vetusto estado docente. Por su parte la derecha vuelve a plantear la privatización del sistema. De todos modos se olvidan del carácter de derecho constitucional de la educación. Esto implica que el estado debe garantizar a los chilenos el ejercicio de la función docente, para incorporarse a la convivencia nacional. El FGM reconoce este derecho como fundamental en la convivencia social y le da la categoría de principio y de valor connaturales a las personas, con el mismo rango del derecho a nacer, del derecho a crecer, del derecho al trabajo y del derecho a la realización personal y social, para mejorar la calidad de vida y su preservación, con el fin de hacer posible el cumplimiento de los fines de la nación.
El Movimiento Nacional Sindicalista ha tratado el tema educacional y ha propuesto la transformación de las corporaciones educacionales de los Municipios en organizaciones de dirección educativas que cumplan sus funciones como rectorías universitarias que permitan grados aceptables de participación social de profesores, estudiantes y apoderados. Sobre la enseñanza particular subvencionada debe existir una Superintendencia de Educación y al interior de cada colegio una Junta Escolar formada por directivos, profesores, estudiantes y apoderados, con derecho a tomar decisiones para una buena educación. Estas Juntas también deben existir en la educación fiscal.
Lo importante es que los estudiantes se incorporen a la vida social y que no sean permanentes transgresores falibles, con su entorno. La escolarización de conocimientos y valores deben estar acordes con las inquietudes de las nuevas generaciones que acceden a la tarea educativa. Para ello es el Proyecto Educativo que debe tener cada colegio, para formar a sus alumnos con conocimientos válidos y valores trascendentes que hagan posible formas de convivencia que reconozcan a todos como miembros de una misma comunidad donde primen la verdad, el bien y la belleza.
Ya lo hemos dicho: En lo fundamental, unidad. En lo dudoso, libertad. En todo, hermandad y camaradería.
El Movimiento Nacional Sindicalista está organizado en base a la participación de sus militantes en los cuerpos sociales de la nación. En efecto los profesores han conformado el Frente Gremial del Magisterio. Los trabajadores han dado consistencia al Frente Laboral de Chile, sin dejar, por ello, su incorporación al Movimiento Sindical de Chile. Los estudiantes forman parte de las Juventudes Nacional Sindicalista, JUNS, a la que pertenecen también los trabajadores jóvenes y los estudiantes del sistema escolar chileno. Además mantiene su organización histórica donde tiene vigencia la autoridad, el orden y la jerarquía. La Jefatura Nacional comprende un Mando, una Secretaría General, un Equipo de Comunicaciones, un Equipo de Finanzas un Tribunal y los dirigentes de las organizaciones sociales descritas.. Además, forma parte de su estructura la Comunidad de Jerarquías que ha funcionado en forma permanente por ser irrenunciable y depositaria de los principios y valores de la doctrina y de nuestra forma de vida.
También ha existido un Frente de Pobladores y Corporaciones de Estudio donde convergen los profesores universitarios y los profesionales, que se proyectan a los Colegios Profesionales y a los gremios y corporaciones que representan las distintas actividades productivas y de estudios e investigación como son, entre otros, el Instituto de Estudios Históricos Arturo Prat que preside Julio Tapia Fallk, el Centro de Estudios Lircay que preside Jacinto Pavez Rivera y el Museo Virtual de Marcelo Villalba.
ESPIRITU NACIONALISTA
El espíritu de los nacionalistas debe estar impregnado de vocación de servicio y amor a la nación y a su pueblo. La formación espiritual de nuestros militantes y seguidores debe contener una fuerza espiritual que sea capaz de movilizar la acción colectiva, con el fin de proyectar nuestros principios y valores a la comunidad nacional de los chilenos.
El Movimiento Nacional Sindicalista, como nacionalismo del trabajo, busca la realización de la justicia social. Para ello propone un sindicato social sindicalista y de autogestión. Su soporte está en la nación, en su espíritu patriótico, en su afán de justicia y en la participación social de los sindicatos y gremios en la estructura del estado.
El nacionalismo chileno ha participado en la creación de su propia forma sindical desde los inicios del movimiento social de los trabajadores. En su origen está George Sorel (1847-1922) y Ramiro Ledesma (1905-1936). Su rechazo al liberalismo lo proyectó a la lucha social y política, para ganar espacios de acción y realización.
En una primera etapa hizo propio el mutualismo, luego estudió el sindicalismo anarquista que contenía aspectos inequívocos de justicia. La falta de sentido patriótico del anarquismo lo aíslo de la lucha social, al plantear un sindicato clasista con sociedades de resistencia, que hacían perentorio, para el nacionalismo, luchar por su nacionalización. El patriotismo social lleva a reconocer a los sindicatos como herramientas de cambio, para lograr la justicia y el financiamiento del proyecto nacional.
La nacionalización de la lucha de los trabajadores fue un mandato para las nuevas generaciones de jóvenes trabajadores y estudiantes nacionalsindicalista. Fue la tarea de Delfín Alcaide, Federico Mujica, Ramón Callís, Pedro Zurita, Mario Urzúa, Misael Galleguillos e Iván Katalinich. También de Clotario Blest, René Sotolichio, Juan Vergara y Jorge Salinas.
Sus planteamientos dieron, a quienes ingresaban al MNS, un espíritu patriótico, social, rebelde y libertario. El ámbito de convivencia nacionalista contenía una misión institucional, para lograr mayores grados de libertad, de dignidad y de justicia que lo definió como alternativa al liberalismo político y económico.
El mundo nacional sindicalista contenía un llamado a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores que se hacía posible al dar al trabajo categoría de derecho básico de las personas.
La convivencia política y social de los nacionalistas obliga a definir la forma y estructura de su lenguaje, de modo de poner al alcance de las personas un instrumento práctico de consulta que cubra el objetivo de orientar el quehacer analítico de la comunicación verbal, en los actos que se lleven a cabo.
Por otro lado pretendemos dar a conocer un esquema ordenado de pensamiento que sirva de soporte a la psicología cognitiva, con el fin de que el ejercicio de diálogos y conversaciones sirvan de pauta para el conocimiento de las capacidades, fenómenos y procesos cognitivos que se articulan en torno a la comprensión y creación del lenguaje, en la convergencia social de las personas. Esto permite a su vez saber de las patologías y errores que se manifiestan en los encuentros, a fin de corregirlos para permitir dar consistencia a las palabras y conceptos que se intercambien en las reuniones sociales de la convivencia que se generan en los diferentes cuerpos sociales de la nación y su proyección a la política.
Sobre estas ideas fue un aporte a nuestro accionar el Glosario Nacional Sindicalista elaborado por Mario Urzúa Urrutia, los Cursos de Oratoria de Germán Cuevas Torrealba, la declaración de principios de la Escuela Sindical elaborada por Federico Mujica y las clases de economía de Ricardo Claro Valdés que había tratado esta materia con Jaime Eyzaguirre en la obra Elementos de la Ciencia Económica en 1966.
Participar en diálogos requiere tener conocimientos de las materias que se analicen. Se debe tener sentido de autocrítica, para no avasallar a los interlocutores, pues son esas las personas a quienes puede interesarles nuestros planteamientos y propuestas.
DEBIDO RECONOCIMIENTO
La búsqueda de convergencias del nacionalismo chileno tiene requerimientos de información sobre los esfuerzos realizados por personas, corporaciones y grupos en el pasado reciente. Tal es el caso del Instituto Arturo Prat que realizó una serie de conferencias sobre temas de la nación, el ejercicio del poder y la política.
Estas conferencias movilizaron a sectores nacionalistas que dieron forma a una convivencia política, social y cultural debidamente valorada por las personas que participaron en estos eventos.
A lo anterior debemos señalar las tareas asignadas a una Comisión de Estudios sobre los requerimientos, para dar las bases de convergencia de las diversas formaciones nacionalistas. Con este objetivo se elaboró una declaración de principios y una normativa programática que fue acogida por diversos sectores del nacionalismo que intentaron forjar un movimiento de convergencia nacionalista. Los miembros de la Comisión de Estudios establecida por Julio Tapia y la directiva del Instituto Arturo Prat fue conformada por Álvaro Quijano, Misael Galleguillos, Hugo González de la Vega, Álvaro Saieh y Julio Yubero.
Los esfuerzos realizados por un equipo de trabajo, más allá de sus logros, mostraron la necesidad de crear un sólido movimiento de ideas que tuviera plena vigencia en la convivencia social y política de los chilenos. Es lo que se vive en la actualidad con la labor en Internet de Alerta Austral, Fe resuelta y otras publicaciones.
El Instituto Arturo Prat realizó estudios sobre el ideal nacionalista que ha tenido reconocimiento en sectores políticos patrióticos que Fe Resuelta quiere hacer notar, para agradecer las tareas doctrinarias y programáticas que se realizaron.
EL CATOLICISMO SOCIAL CHILENO
Fe resuelta ha continuado la misión histórica de dar espacio al nacionalismo chileno. Fue una tarea que inició Mario Góngora con su obra Noción del Estado en Chile publicada en 1981. Esta labor de rescate fue proseguida por Misael Galleguillos y otros autores nacionalistas como Ariel Peralta, Edwin Robertson, Patricia Arancibia y Jaime Etchepare.
Además de los sacerdotes Fernando Vives, Guillermo Viviani, Alberto Hurtado y Osvaldo Lira que dieron contenido al nacionalismo social y político, debemos, en justicia, agregar al sacerdote Emilio Tagle Covarrubias. En efecto el padre Emilio fue párroco de los campesinos que en esos años habitaban en La Florida. Su apostolado popular lo predicaba, además, en el Seminario Pontificio. Es la época de Monseñor Manuel Larraín. Por esa fecha, los años treinta y cuarenta, surgirán el Partido Social Sindicalista de Clotario Blest y el Partido Corporativo Popular de Oscar Álvarez. En 1932 aparece el Movimiento Nacional Socialista de Jorge González. En 1935 la Falange Nacional de Eduardo Frei. Luego harán presencia doctrinaria y política el Movimiento Nacionalista de Chile de Ariosto Herrera y Guillermo Izquierdo Araya y el Movimiento Nacional Sindicalista de Ramón Callís Arrigorriaga y Osvaldo Lira Pérez. Según Luís García de Cortázar Sagarminaga el Movimiento Nacional Socialista tuvo un gran número de militantes católicos, entre los cuales se debe destacar a los Mártires del Seguro Obrero en 1938.
El padre Emilio Tagle fue Obispo de Valparaíso. En esa calidad logró mantener la catolicidad de la Universidad Católica de Valparaíso, cuestionada entonces por sectores reformistas que predicaban la laicidad de la corporación, para superar su confesionalidad. Hoy es una Universidad Pontificia. Por lo demás las universidades fueron creadas por los católicos de la Edad Media desde el siglo XIII. En Iberoamérica se crearon en el siglo XVI, en México y Perú, 1551. En Chile se crearon en el siglo XVII por congregaciones jesuitas y dominicas, 1621 y 1622. En 1758 se crea la Universidad de San Felipe, estatal, que es antecesora de la Universidad de Chile, 1842.
Monseñor Tagle y el padre Osvaldo Lira fueron hombres leales al Gobierno Institucional de las Fuerzas Armadas y de Orden, que derivó, por consulta y plebiscito, al Régimen Constitucional del Presidente Pinochet hasta 1990. Los que hoy predican alabanzas al padre Lira y al mismo tiempo atacan sin piedad al gobierno del general Pinochet deben reconocer una contradicción impresentable. Son otra cosa distinta del nacionalismo católico que derivó al nacionalsindicalismo chileno y a la cultura iberoamericana.
Para el sociólogo brasilero Luiz de Agiar Costa Pinto, que escribió en 1969 la obra Nacionalismo y Militarismo, el nacionalismo católico no es fascista. Cuestión que Fe Resuelta ha afirmado, en forma permanente, en relación al Movimiento Nacional Sindicalista. No debemos olvidar la obra del padre Alberto Hurtado que creó el 13 de junio de 1947, año de la aparición de Bandera Negra, la Acción Sindical de Chile, ASICH que fue la primera multigremial que logró avances efectivos en la creación de sindicatos campesinos El Movimiento Nacional Sindicalista cree en el sindicalismo social, para lograr el protagonismo y la participación de los trabajadores en la búsqueda del bien común, la justicia social y el financiamiento del proyecto histórico chileno, a fin de lograr realizar la misión histórica de Chile, para hacer posible nuestra tarea continental iberoamericana.

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