martes, 1 de marzo de 2011

FE RESUELTA Nº78 MARZO

FE RESUELTA
Nº 78 Marzo 2011 fe.resuelta@gmail.com Patria- Estado – Destino
Director: Hugo Carreño Aránguiz http://feresueltachile.blogspot.com/ Fundada en Octubre del 2004

CONGRESO DE PUCON
En el año 1980 se realizó un encuentro de nacionalistas en Pucón. Esta reunión política inquietó a sectores neoliberales del gobierno militar y, por cierto, a la oposición y a los disidentes del proceso institucional chileno. La reunión fue organizada por Eduardo Díaz Herrera. A ella asistieron, entre otros, Sergio Miranda, Mario Arnello, Juan Antonio Widow, Vittorio Di Girólamo y Misael Galleguillos, quienes expusieron diversos temas políticos, sociales y culturales, poniendo énfasis en la teoría de los cuerpos sociales y la soberanía social de la nación, la teoría del estado y la soberanía política, las diferencias del liberalismo y el nacionalismo, la cultura occidental iberoamericana y la situación geopolítica de Chile, y su misión histórica en el Pacífico, comprendido desde el polo austral pasando por nuestra polinesia hasta llegar al sur peruano, es decir, el Mar de Chile que en el sur penetra el Atlántico. Se definió un esquema ordenado de pensamiento articulado con nuestros principios y valores para dar respuesta a los requerimientos de la convivencia, de las instituciones que asumen un rol inequívoco, en el cumplimiento de los fines de la nación. En la ocasión los asistentes participaron en una ceremonia de ingreso de jóvenes nacionalistas de Chillán, Concepción y Temuco. Los jóvenes ingresaban al Movimiento Nacional Sindicalista. Estos hechos quedaron registrados en publicaciones de izquierda, en los centros políticos neoliberales y en el Nª 499 de la Revista Qué Pasa. Sumo interés produjo el discurso de incorporación de nuevos militantes nacionalistas. Entonces se expresó que “los jóvenes deben renovarse y abrir nuevos caminos. Los vientos del sur reclaman heroicidad de las juventudes. Deben forjar un nuevo tipo de vida histórica, un nuevo orden para la patria. Para ello deben vivir el espíritu de la milicia y el sentido misional de la fe. Chile requiere una forma de vida espiritual donde el patriotismo, la disciplina y la disposición al sacrificio, en el cumplimiento de las misiones y tareas que surgen de la vocación de servicio a la nación y a su pueblo sean motivaciones, para la militancia permanente de las nuevas generaciones nacionalistas”.
EL VERDADERO SENTIDO DE LA LLAMADA REVOLUCION.
Para muchos seguidores del nacionalismo la “revolución” es aún sinónimo de sublevación armada, de actos de violencia, de disturbios. No busca saber qué doctrina o que “filosofía” se esconde detrás de ese término. Se figuran que mientras no haya desorden no hay revolución. La llamada revolución, de marxistas y liberales, mina los principios de moral, de autoridad y de responsabilidad, que son las únicas garantías verdaderas contra los abusos de poder. Esta revolución lleva al mundialismo, que hoy es llamada globalización. También internacionalismo. Es contraria a la nacionalidad y a la cultura de los valores eternos. Su característica es la relatividad de los conocimientos y el relativismo ético. Promueven el aborto, la eutanasia y el matrimonio homosexual. Tal revolución se opone a la dignidad de los hombres, a sus derechos y al ejercicio de sus deberes como hombre y como miembro de un cuerpo social de la nación.
El estado debe contribuir a la realización de los fines de la nación. No al revés como creen los totalitarios. Quienes niegan la razón de ser de los cuerpos sociales, niegan al mismo tiempo la soberanía social y se proyectan a subordinar la acción pública sólo a la acción de la política y a la acción del estado. Ya entonces no hay libertad, ni justicia, ni participación, ni representación, ni “progreso”.
El progresismo es propio del liberalismo y del comunismo, que al final de cuentas lleva a las mismas consecuencias, de lo que en el pasado histórico de la humanidad se llamó esclavitud. Sobre esto es legítima la acción de los cuerpos sociales, principalmente de los sindicatos y gremios, las familias, las universidades, los cuerpos armados y la iglesia El avance de la tal revolución es también responsabilidad de las personas que con su egoísmo e indiferencia permiten la acción de quienes quieren la destrucción de la convivencia social, de la nacionalidad, de la tradición hecha memoria colectiva y de la cultura nacional. A ellos sólo les interesan los problemas personales.
El nacionalismo y el tradicionalismo contenidos en el nacional sindicalismo, son la solución porque estas fuerzas tienen una naturaleza espiritual que surge de la verdad, del bien y de la belleza.
Ya la Democracia Cristiana cometió el error de considerar más peligroso el anticomunismo que el comunismo. También prefirió el antiliberalismo que el liberalismo. Entonces quedó atrapada por sus propias limitaciones intelectuales. “Estamos contra el comunismo y el liberalismo, pero no somos anticomunistas, aunque combatimos el liberalismo”. Somos demócratas, pero no creemos en el anticomunismo. Es lo que llevó a la Democracia Cristiana chilena a impulsar la caída del Presidente Allende, siempre que, a corto plazo, se les entregara el poder político del estado. Como no lo consiguió en el gobierno militar se proyectó a conquistarlo a través de la izquierda, pero con ausencia del comunismo. Lo consiguió con los gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei RT.
Como ahora “no les alcanza” no trepidan en aceptar la presencia del comunismo. Ya contribuyó a darles representación parlamentaria.
El nacionalismo contiene un espíritu de combate. Con ese espíritu se puede defender la civilización. Para nosotros, los de la América Hispana, los valores y principios de la cultura están en la Cultura Occidental Iberoamericana. La solución para nuestra América no fue Fidel Castro y su revolución populista de contenido marxista en Cuba. Como tampoco lo han sido Hugo Chávez de la revolución “bolivariana” en Venezuela, la Bolivia populista e indigenista de Evo Morales y el caudillista Rafael Correa de Ecuador. La solución es patriótica, social y cultural. El nacional sindicalismo es parte de la solución. Su deber es incorporar voluntades de personas militantes para la conquista del pueblo. Esto lo retrasará por un tiempo, pero a la larga formará un cuerpo circunstancial para lograr la libertad, la dignidad, la justicia, la participación y la grandeza de la patria. Desde 1947 hasta ahora se ha avanzado en esta misión. Cada generación ha aportado lo suyo. Hoy hemos reanudado la marcha y pretendemos llegar a destino. Hemos sido parte de un esfuerzo permanente para realizar los fines de la nación como patria, como estado y como destino. Quienes nos conocen saben de nosotros como nosotros sabemos que muchos nacionalsindicalistas han sido personas que viven en comunión espiritual con las ideas, actos y hechos que mantienen incólumes los principios y valores de la nacionalidad, la libertad, la soberanía de la patria y la calidad humana de su pueblo como hombres y mujeres que dan testimonio permanente de la identidad y de la unidad de una “raza cósmica” espiritual, como afirmara José Vasconcelos,, que es hispánica, mestiza y originaria de pueblos que se fusionaron étnica y culturalmente, para sumarse a quienes han definido su vocación de servicio al cumplimiento de un ideal hecho tradición, creación y cultura, para servir a Chile y a su pueblo. La verdad, los valores y la construcción de la convivencia nos obligan a luchar por la preservación de la vida y su perfeccionamiento.
MISION CUMPLIDA Y PROPUESTA NACIONALISTA
Sí en la patria, los hombres más ilustrados y consecuentes, que constituyen sus mandos y jerarquías, no responden como se espera de ellos, entonces se hace necesario y urgente apoyarse en hombres de base. Debemos ir a buscarlos y convencerlos en las oficinas, en las tiendas, en el campo, en las caletas, en las fábricas, en los talleres, en las escuelas y universidades, en las parroquias, en los hogares y en las corporaciones. Cuando la misión se da por cumplida surge el espíritu de abandono. Es una señal de alerta, para innovar procesos e instituciones, a fin de salvaguardar lo permanente de las ideas y creencias de la nación toda. Es, en parte, lo ocurrido con la gesta del 11 de septiembre de 1973, donde los neoliberales desplazaron al poder social generado por gremios y sindicatos, en su lucha por derrotar a los impulsores del populismo socialista que pretendían los seguidores de Marx y de Castro.. No había en Chile personeros comunistas de calidad política. Sólo estaba el solitario quehacer del Presidente Salvador Allende, vinculado a la masonería y comprometido con poderes fácticos, que lo llevaron al suicidio, como ocurrió antes con el sindicalista Luís Emilio Recabarren. No es el caso del Presidente Manuel Balmaceda que luchó contra el liberalismo en la peor de sus formas políticas: el parlamentarismo y la destrucción del estado nacional.
Como afirmara Ramón Callís Arrigorriaga, “en el Movimiento cada hombre vale lo que sea capaz de dar” o como dijera posteriormente Pierre Chateau-Jobert “cada hombre ha de asumir el puesto de mayor responsabilidad y máxima eficacia en nuestro combate. El puesto de cada uno será lo que cada cual haga con él”.
En todo caso aquí prima el temperamento y las aptitudes de las personas, para sumarse a las tareas y misiones de nuestra lucha permanente por la independencia y soberanía de la nación chilena. Cada nuevo camarada llega con su voluntad, sus conocimientos, su experiencia, sus posibilidades y su verdadero valor como chileno.
Nuestro fin no es criticar sino unir a los nacionalistas y al tradicionalismo. El principio de la dignidad del hombre obliga a los dueños del poder y del dinero a abstenerse de usar a las personas como vulgares instrumentos de lucro o como simple engranaje del sistema productivo, debiendo no sólo asegurar lo que es necesario a la dignidad humana, para vivir en buenas condiciones, sino también facilitarle todo lo que le permita un desarrollo armónico en lo físico, lo intelectual y social; en la seguridad personal y familiar; en lo que concierne a su enriquecimiento espiritual. Es para satisfacer este principio esencial que deben desarrollarse leyes protectoras, especialmente de la familia, de las condiciones de trabajo, de los obreros, de las mujeres, de los niños y de los ancianos. La diversidad de funciones sociales asegura en la sociedad una complementariedad de esfuerzos que juegan en beneficio de todos, con tal que se respete la justicia y el bienestar. Obliga además a tomar conciencia de aquella solidaridad que debe existir entre los hombres, miembros distintos de una misma sociedad. La doctrina económica desarrollada por el Movimiento Nacional Sindicalista considera la integración de todos al proceso productivo, la participación de todos en los beneficios del desarrollo y el destino universal de los bienes y servicios. Las leyes del estado deben asegurar el derecho de acceso a la propiedad de los bienes que garanticen el cumplimiento de los fines de la familia y del hogar como proyección al territorio de la patria.
El destino universal de los bienes hace posible la búsqueda del bien común como justicia social y como valor moral. En el plano personal la propiedad permite al hombre el ejercicio de su voluntad. Le facilita las iniciativas y las medidas de previsión. Lo libera de apremios y servidumbres materiales que podrían disminuirlo. Exalta el gusto por el trabajo y el sentido de responsabilidad. En el plano familiar la propiedad es una base de seguridad. Garantiza la estabilidad. Proporciona a la familia un ambiente que permite su mejor desenvolvimiento y desarrollo. En el plano social corresponde al gusto innato del hombre por la libre disposición de los bienes que le son necesarios. Permite, además, el ejercicio del deber de justicia y de solidaridad. Hace posible la participación en fundaciones de bien, para lograr resultados aceptables en la superación de carencias físicas, sociales, éticas y culturales. También reconocemos, como nacionalistas, el derecho al trabajo, pues todo hombre tiene el derecho de asegurar su existencia, y de encontrar los medios para proveer su propia vida y la de quienes dependen de él. Se trata aquí de un derecho fundamental que se complementa con el derecho a nacer, crecer, educarse y realizarse que proclamaron los nacional sindicalistas en la Revista Bandera Negra fundada en 1947.
El trabajo del hombre es personal, necesario y social, Contribuye a la realización personal y social del hombre. Esa es la razón de la dignidad del trabajo que se opone a la concepción liberal, según la cual el trabajo es una mercancía. Para el marxismo el trabajo es una fuerza productiva al servicio del estado totalitario socialista. El trabajo debe ser remunerado con un salario justo, para financiar la vida familiar. En Chile se habla, por mensaje de la Iglesia Católica, de un sueldo ético. En un régimen nacionalista y sindical todo hombre debe poder encontrar un trabajo que le asegure lo necesario. Es la ocupación laboral plena. Para el nacional sindicalismo el trabajo representa un alto valor moral. Es una fuente de perfeccionamiento moral y material que contribuye al pleno desarrollo del trabajador en la sociedad. El trabajo es un factor de unidad. Reúne a los hombres asociados a una misma tarea: la de hacer vivir a la comunidad. Contribuye eficazmente a la realización de los fines de la nación.
La lucha de clases al interior de las naciones y las guerras en la convivencia internacional obedecen a los intereses de los dueños del dinero, de las armas y de las drogas. También a las presiones del poder político totalitario de las fuerzas estatistas. Por eso es necesario construir un sistema económico libre, social y solidario que haga posible la convivencia nacional y que propenda a la creación de una forma económica que proyectada a la convivencia internacional entre naciones y estados permita el intercambio de bienes y servicios que generen amistad y compromisos en la mutua defensa de los objetivos compartidos. El sistema económico nacionalista se caracteriza por la ocupación plena, la autogestión, el social sindicalismo, la capacidad productiva de las pequeñas y medianas empresas, la explotación sustentable de los recursos naturales, la generación de energía limpia, a través de empresas integradas al planeamiento y al Proyecto Nacional que contenga un reconocimiento expreso a las actividades agrícolas, forestales, ganaderas y pesqueras productoras de alimentos para la supervivencia del pueblo, sin dejar de considerar al comercio y al turismo. Esta descripción constituye una visión de la vida productiva de la nación, dotada de un sistema financiero que no subordina la actividad económica a los intereses y especulaciones.
En la economía social sindicalista el derecho de asociación de los gremios y sindicatos, como cuerpos sociales, debe ser libre, autónomo, jerarquizado y participativo. Su actividad específica en el sistema económico es un elemento de unidad para los trabajadores y un aporte concreto en la producción de bienes y servicios, para satisfacer las demandas de la convivencia. El sindicato hace más factible la aplicación de la justicia porque codifica y mantiene en sus justos límites las aspiraciones, lo que evita herir los intereses legítimos de los trabajadores.

1 comentario:

MOVIMIENTO NACIONAL SINDICALISTA dijo...

fe resuelta 78 reconoce el valor de lo obrado por el nacionalismo en los años ochenta. su rivalidad con el neoliberalismo se hace manifiesto con aquello de la misión cumplida que trae consigo el espíritu de abandono, cuestión que se aplicó para que los militares volvieran a sus labores competentes.
quienes volvieron a sus tareas habituales abandonaron la causa patriótica y se proyectaron a los intereses económicos y sociales,los que le abrieron el paso a los revolucionarios de la izquierda. estos día a día atacan los valores patrios, la moral valórica y la verdad, para destruir la paz social, el orden público, la autoridad y las jerarquías que forman parte de la gobernabilidad de la patria,lo que hace posible buscar la libertad, la dignidad y la justicia traducida en el bien común y en los valores morales.