jueves, 31 de marzo de 2011

FE RESUELTA Nº79 ABRIL 2011

FE RESUELTA
Nº 79 Abril 2011 fe.resuelta@gmail.com Patria- Estado – Destino
Director: Hugo Carreño Aránguiz http://feresueltachile.blogspot.com/ Fundada en Octubre del 2004


CULTURA, NACIONALISMO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Es un hecho establecido que en las naciones económicamente desarrollados la conciencia de la jerarquía de los valores está debilitada. En cambio en las naciones en vía de desarrollo frecuentemente las tradiciones ancestrales han conservado vivo y eficaz el sentido de ciertos valores humanos sumamente importantes. Ya lo decía José Antonio Primo de Rivera: “el hombre es portador de valores eternos”.
La cooperación científica, técnica y económica entre comunidades políticas económicamente desarrolladas y las naciones que aún están en los inicios de su desarrollo requieren mayor amplitud que la que hoy conocemos. El respeto a los valores humanos de estos pueblos debe ser respetado por los países desarrollados para evitar, como es común, buscar en ellas ventajas políticas, con espíritu de dominio. Es lo que ha ocurrido en las relaciones de Estados Unidos con las naciones iberoamericanas. Es indispensable, y lo exige la justicia, que esa ayuda técnica y financiera sea aportada con el más sincero desinterés político. Bien lo dijo Ramón Callís Arrigorriaga, Jefe fundador del MNS, al Presidente D. Eisenhower en su paso por Chile en 1962, “si el enemigo de la gran república norteamericana es el comunismo, su deber moral es relacionarse con nuestras patrias para resolver los problemas y el retraso de la justicia, a través de gobiernos con el sello hispánico y mestizo. El actual Presidente Norteamericano Barak Obama, de visita en Chile en marzo pasado, hizo un reconocimiento al proceso institucional chileno que difiere a lo ocurrido en las naciones árabes, donde se practica la violencia que conduce a la ingobernabilidad, para exigir un cambio de gobierno por renuncia del mandatario, como ocurrió en Egipto, o bien solicitan la presencia militar internacional, para lograr el cambio como ocurre en Libia. El Presidente Obama ha replanteado el pensamiento de Estados Unidos, en su concepción capitalista proyectado a la política, a través de la democracia liberal y el equilibrio que debe existir entre los poderes político, económico, militar y psicosocial, para el dominio de las fuerzas que influyen en las decisiones de la convivencia internacional. Hoy se trata de impedir el surgimiento de nuevos estados en el manejo de las relaciones internacionales. Con ingenuidad Obama describe las llamadas “revoluciones de los rebeldes” que luchan por la democratización de los estados árabes. Como era de esperar el gobierno y la oposición de Chile se sumaron a la política intervensionista de los dueños del poder.
El desarrollo pleno de la convivencia internacional requiere de una colaboración mutua que permita y favorezca una circulación ordenada y fecunda de capitales, hombres, conocimientos válidos, tecnologías y valores. De lo contrario surgirán gobiernos “hechizos” marcados por el marxismo y dotados de una actitud antinorteamericana que demorará más en el tiempo la solución definitiva, para nuestros pueblos que surgirá del nacionalismo.
La Venezuela de Hugo Chávez, el Ecuador de Rafael Correa y la Bolivia de Evo Morales son prueba de ello. Cuba y su populismo marxista, así como la Nicaragua de Ortega son opciones definidas por el estatismo totalitario del marxismo.
Es oportuno referir que, en general, se diferencia al socialismo del comunismo. El primero preconiza la colectivización de los bienes de “explotación”, mientras que el segundo colectiviza, además, los bienes de consumo. Sobre esto no debemos olvidar la socialización de los medios de producción en la época de la Unidad Popular hecha gobierno, ni debemos olvidar la colectivización de los medios de consumo a través de las JAP, juntas de abastecimientos y precios. Los dos sistemas están fundados sobre principios estatistas, y por eso el socialismo es condenable. Es necesario no confundir lo social con socialismo. Este último planifica la vida social en detrimento de la libertad de los individuos y de los cuerpos sociales. Se opone por tanto al bien común.
El nacionalismo del trabajo, fundamentado en la cultura occidental iberoamericana, pretende crear una fuerza política y social capaz de derrotar la revolución de los agnósticos, escépticos y relativistas del bien y la verdad, que aspiran al dominio de la humanidad a través del poder político y del poder de los dueños del dinero, de las armas y de las drogas, para lo cual difunden su moral formal antivalórica que destruye las ideas y creencias surgidas de la religión, de la filosofía, de las artes, de las ciencias y de la moral valórica, hechas civilización y cultura.
Es el momento de referirse a las culturas ancestrales. Contienen ideas y creencias que dan soporte a las culturas surgidas en los últimos veinte mil años. Sus pensamientos y virtudes de carácter cosmogónico y mítico acerca del hombre, la naturaleza, y la vida contienen una mística esotérica que lleva a una visión genérica de la esencia y existencia de ideas, hechos, actos y realizaciones.
Lo propio ocurre con las culturas de los llamados pueblos originarios donde conviven en una cierta armonía los dioses, la naturaleza y los seres vivos. Estas culturas originarias son usadas para la “revolución” con el fin de dividir y debilitar la vida espiritual de los pueblos. Lo mismo ocurre con el “proletariado” de los marxistas, que lo utilizan para poner en tensión la lucha de clases y avanzar en sus intenciones de dominio y en la construcción de su poder mundial hoy llamado globalización por su carácter internacional. No es verdad que los socialistas y comunistas busquen justicia para los “proletarios”, que son, para ellos, los hombres considerados pobres y desplazados carentes de conciencia de clase que ellos mismos dicen representar, por ser los creadores de tal conciencia. Para ello crearon la psicopolítica ( Beria y Granschi) y las guerras, donde usan la ignorancia y las armas para imponer, por el terror, su poder totalitario.
El nacionalismo patriótico social sindicalista llama a la militancia personal, social y corporativa de los chilenos que se sienten llamados a aportar su voluntad, su espíritu, su inteligencia, su formación valórica y su capacidad emocional al esfuerzo por la lucha permanente por la libertad, la dignidad y la justicia social.
El nacionalismo verdadero, el que va más allá del sentimiento, el territorio y la bandera se destaca ante los chilenos por unir el destino personal al destino de la patria. Todo lo que haga con su vida será valorado por analistas e historiadores y su quehacer permanente será incorporado a la memoria colectiva del nacionalismo chileno.
El nacional sindicalismo ha realizado una tarea de investigación y una acción pública que permita reunir en un mismo afán al nacionalismo, desde la emancipación hasta nuestros días. No hay que partir de cero. Allí está la forja de una forma de convivencia social que parte con la familia, la creación de los cuerpos sociales de la nación y la creación del estado. El estado es obra de Diego Portales. Están allí las guerras victoriosas por la independencia y soberanía de la patria. Está la construcción de un sistema económico que tuvo que financiar dos guerras y un poder militar que da consistencia al poder nacional. El poder nacional contiene capacidades, para producir alimentos para el pueblo, desarrollar la minería, la agricultura, la pesca, la ganadería, los bosques, la industria, el comercio, las obras civiles, las aldeas, pueblos y ciudades, las escuelas y universidades, los templos y campos de Marte de iglesias y regimientos, la energía para el desarrollo, los servicios del estado, con énfasis en la educación, la salud, la previsión social, la justicia y la vida ciudadana. En fin, todo lo que da contenido a la autoridad, al orden y a la jerarquía.
Los nacionalistas que consideraron cumplida su misión, por la derrota de la revolución popular del gobierno del Presidente Salvador Allende y sus fuerzas políticas, olvidan que entonces abrieron espacios a la libertad de la patria, pero hoy han decaído a una actitud de abandono de las causas patrióticas y sociales. Esta actitud de abandono la viven también otras fuerzas sociales, incluidas las fuerzas armadas, que creen que superados los peligros y urgencias cívicas todo está resuelto. Esto hace que sectores políticos y empresariales no trepiden en someter a las personas y a los cuerpos sociales, a injusticias, usuras e iniquidades, que sirven sólo a sus propios intereses y egoísmos.
Es escandaloso que quienes tuvieron participación en el gobierno militar, para lograr sus propios objetivos políticos y económicos, hoy se sumen a las críticas de la izquierda por los atropellos a los derechos humanos invocando la judicialización de la convivencia de los años setenta y ochenta. Rehuyen la responsabilidad de sus actos de gobierno y culpan a nacionalistas y servicios de inteligencia, por los hechos y delitos que se rechazan, y que son materias de procesos y condenas. Hubo empresarios que estaban dispuestos a darlo todo por la liberación de la patria y hoy se preocupan sólo de sus intereses económicos y de su situación de privilegio en la convivencia nacional.
El gobierno militar no se reduce a la violación de los derechos cívicos, humanos e institucionales. Es toda una obra de la que han usufructuado incluso los enemigos de la liberación nacional. Los gobiernos de la Concertación han estado veinte años en el poder político, sin resolver los problemas sociales de los trabajadores chilenos. Utilizaron el poder institucional, que tanto criticaron, para satisfacer sus propios intereses con la falacia de ser depositarios de una superioridad moral que nunca tuvieron. Aceptaron el neoliberalismo y postergaron soluciones sociales que le costaron la pérdida del gobierno. Por si fuera poco entregaron parte de nuestro territorio continental y marítimo a otro estado.
Por eso nos preocupa el abandono que genera la “misión cumplida”.
Chile necesita una fuerza nacionalista para enfrentar los esfuerzos de quienes aspiran a la revolución que proclaman socialistas y neoliberales, que en el fondo comparten similitud de fines, asuntos que se armonizan entregando poder político a las izquierdas, con el compromiso de no atentar contra el sistema económico liberal que sirve a los dueños del dinero y que posterga la libertad, la dignidad y la justicia social.
La patria nos llama.
La patria es eterna metafísica.
La patria es principio de nuestro ser y gobierno.
La nación es la fuerza espiritual de una comunidad humana, formada por personas, familias y organismos sociales asentados en un territorio, que contiene las ideas, los hechos, los actos y las realizaciones que conforman pensamientos, valores y voluntades que nos han dado origen en el tiempo histórico, para forjar una patria, un estado y un destino.
FREI Y SCHNEIDER
En las elecciones presidenciales de 1970 Salvador Allende logró un triunfo político que tuvo fuerte impacto en el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva y en las fuerzas políticas de centro y de derecha. Se culpó de esta tensa situación política a la Democracia Cristiana, por persistir en la candidatura de Radomiro Tomic en lo electoral, y por las políticas públicas del gobierno de Frei que carecía de un proyecto doctrinal para gobernar la nación. Siempre quedó en la indefinición de sus conceptos y proyectos, por la fuerte disyuntiva que planteaban los sectores del socialismo marxista, autocalificados de revolucionarios, por la influencia de la revolución cubana de Fidel Castro.
El día que la Unidad Popular ganó el gobierno llevó a todos los sectores ciudadanos a reflexionar sobre el destino de la institucionalidad republicana de Chile.
Según sectores profesionales del poder militar el Presidente Frei Montalva habría convocado al Comandante en Jefe del Ejército a una reunión donde le planteó derechamente que los militares podrían evitar que Allende tomara el gobierno. En la ocasión afirmó que él era un demócrata y no podía vulnerar la constitución.
El general Schneider reunió al Cuerpo de Generales e informó la situación planteada por el Presidente Frei. Hubo un prolongado silencio y luego se escucharon conversaciones entre los asistentes. De pronto el Jefe del Ejército ofreció la palabra para conocer opiniones y propuestas. Lo inusual de la situación hizo que se adoptara una actitud de reserva. Siguen los rumores hasta que un general pide la palabra para expresar que la petición debe ser analizada teniéndose presente que constituye un delito político que no va a pasar desapercibido por las fuerzas políticas y las instituciones republicanas. Entonces surge la respuesta: se acepta siempre que el Presidente se haga responsable y sea parte de la solución. Es seguro, refirió uno de los presentes, que producido el acto el propio Presidente condenará la situación y cortará cabezas.
La postura oficial fue en los términos descritos. El general Schneider le dio la respuesta al Jefe del Estado. Nunca más se supo de ella. La situación anterior es conocida por los protagonistas. Uno de ellos, Julio Tapia Falk, que fuera abogado jefe del servicio jurídico de la FACH y asesor permanente de Mando Aéreo, ratificó los hechos. Tapia Falk fue Rector de la Universidad de Chile y Embajador de Chile en las Naciones Unidas.
MÁS PODER PARA LOS SINDICATOS
Abril es el preludio de los asuntos laborales y sindicales que siempre adquieren la significación de una festividad para los trabajadores chilenos. Este sólo hecho nos lleva a exponer nuestras ideas sobre el trabajo y las organizaciones gremiales y sindicales.
Nuestro sindicalismo es opuesto al sindicalismo de clases y al sindicalismo de partido. Es un sindicalismo de autogestión y social sindicalista. Para nosotros el nacionalismo del trabajo que predicamos contiene los principios y valores forjados por el movimiento nacional sindicalista chileno creado en 1947 como revista política y doctrinaria.
El sindicato es garantía de defensa de los derechos de los trabajadores y principal ariete, para abrir espacios en la convivencia social y política que permitan mayores grados de justicia y bienestar.
Fe Resuelta y el Frente Laboral de Chile saludan a los trabajadores, con motivo del Día del Trabajo, en la esperanza de hacer posible alcanzar su realización personal y social, en la convivencia nacional, con sindicatos dotados de soberanía capaces de construir una patria más libre, justa y participativa.
Todavía es tiempo de hacer realidad el Estatuto Social de la Empresa y el Consejo Nacional del Trabajo, para integrar a los trabajadores a forjar nuestro destino de unidad y de grandeza.

1 comentario:

MOVIMIENTO NACIONAL SINDICALISTA dijo...

los orígenes del pensamiento nacionalista del trabajo contribuyen a dar identidad al nacional sindicalismo chileno. es un buen tema que debe ser tratado por las personas que son parte o participan de las actividades comunicacionales del Movimiento Nacional Sindicalista. es importante reseñar que Oscar Álvarez Andrew fundador del partido corporativo popular ingresó al MNS en Valparaíso donde realizaba actividades académicas en la U de Chile